Los sucesos de Gdeim Izik han puesto a cada uno en su sitio. Los saharauis en los territorios ocupados, hartos de largos años de marginación y segregación en su propio país y cansados de esperar a una solución exterior que no llega han decidido sacrificarse para decidir su futuro o por lo menos obligar a que se encuentre una solución que ponga fin a la ocupación militar marroquí al territorio saharaui. Las reacciones al desmantelamiento del campamento fueron varias. Marruecos ha reaccionado con un nerviosismo inaudito y ha dado carta blanca a los colonos a que demuestren su nacionalismo “vengándose” de todo lo que huela a saharaui. Del mismo modo ha cerrado el territorio a cualquier occidental, ha terminado sustituyendo al gobernador colonial marroquí y designando un harki saharaui como su sustituto, también han acelerado el envío de un tránsfuga saharaui como embajador a Madrid y han terminado acusando de los sucesos a los de siempre, Polisario, Argelia y además han incluido extras…El Partido Popular, la prensa española y …El parlamento Europeo. El Polisario ha aguantado el chaparrón de críticas y ha asistido a la ronda de negociaciones de Nueva York y desde entonces no está ni se le espera. El anterior gobierno español tragó las presiones internas para tomar cartas en el asunto. La ONU deploró la violencia. Francia amenazó con vetar el envío de una comisión de investigación y el Parlamento Europeo desde Estrasburgo solicitó que se encomiende a una comisión independiente la investigación de los acontecimientos.
Ciudadanos saharauis en los territorios ocupados
Teniendo en consideración experiencias pasadas podemos afirmar con rotundidad que en el Sahara Occidental hay un claro riesgo de un conflicto étnico entre los saharauis y los marroquíes apoyados por la policía y los aparatos de seguridad marroquíes. A las experiencias pasadas de opresión política, desigual distribución de recursos naturales, exclusión en la toma de decisiones y masivos asentamientos de colonos, ahora hay que añadir el clima de desconfianza entre las dos comunidades y el masivo bombardeo de mensajes de propaganda nacionalista y odio étnico que transmiten a diario los medios de comunicación marroquíes. Al ver lo que está pasando ahora en las ciudades saharauis a más de uno se le hace fácil recordar las experiencias de los colonos y el ejército Indonesio contra la población timorense antes de la descolonización. Esta situación, por consiguiente, invita a estar atentos a los próximos acontecimientos.
No podemos pecar de ignorancia. Sabiendo que Marruecos ha concentrado en las ciudades saharauis a importantes cantidades de colonos y que controla el territorio a base de sobornos y una imponente presencia militar y policial, los saharauis están en su derecho de solicitar protección internacional como minoría amenazada y la comunidad internacional está en la obligación de facilitárselo. Incluso testimonios de saharauis pro marroquíes como la diputada del parlamento marroquí Gajmula Ubbi o algunos miembros del llamado CORCAS han criticado la dureza empleada por las fuerzas de seguridad marroquíes durante y después del asalto al campamento de Gdeim Izik. La crueldad que emplearon los colonos marroquíes apoyados por la policía en el saqueo de las propiedades de los ciudadanos saharauis ha limitado el apoyo a las tesis marroquíes entre los saharauis más cercanos al majzén
El uso del ejército contra civiles, desmentido por Marruecos y corroborado por testigos saharauis, ha tenido efecto sobre las mismas Fuerzas Armadas Reales. Oficiales y soldados descontentos con la política de masacrar a civiles saharauis indefensos abandonan sus puestos en el muro y se entregan al Ejército de Liberación Popular Saharaui.
Marruecos
Lo que está ocurriendo en las calles, institutos, colegios y casas del Aaiun, Smara, Dajla y otras ciudades del territorio ocupado, la condena de muchas instituciones internacionales y los reveladores informes de prensa internacional han puesto muy nervioso al majzén. Las reacciones de Marruecos rebelan, sin lugar a dudas, un exacerbado descontrol que irremediablemente influirá en el devenir del conflicto. Atacar desmesuradamente a instituciones democráticas como son el Parlamento Europeo y el Congreso de los diputados, llevar a cabo una guerra mediática contra España y amenazar con llevar a Ceuta y Melilla ante la comisión de descolonización son signos evidentes de debilidad y falta de confianza en las relaciones que mantiene Marruecos con actores que considera como sus aliados. La amenaza de hacer una reexaminación global de sus relaciones con España puede tener un efecto contrario al deseado por la monarquía alauí y obligar a España a plantearse si es oportuno basar una relación tan determinante en el chantaje y la desconfianza. Marruecos se enfrenta, además, a un juego de gato y ratón con la prensa y las instituciones de sociedad civil internacionales que quieran viajar al territorio con el consiguiente desgaste de un país que quiere ser un interlocutor creíble con Europa. Las revelaciones de Wikileaks tampoco parecen favorecer la propaganda política que había trazado la diplomacia marroquí para el momento actual. Los papeles del departamento de estado insisten en la institucionalización de la corrupción en la era de Mohamed VI y desmontan cualquier relación entre el Polisario y las organizaciones de carácter terrorista.
Frente Polisario
Los eventos también obligaran al Polisario a hacer algo que no le gusta hacer. Tomar decisiones. Desde el asalto al campamento de Gdeim Izik la dirección saharaui ha hecho varias declaraciones, reuniones y llamamientos tibios ante la avalancha de críticas de tomar decisiones de mayor calado pero aún tiene que hacer algo más para estar a la altura de la situación actual. El sacrificio de los saharauis en los territorios ocupados, la disposición de los refugiados de cerrar filas en torno al frente, las revelaciones de wikileaks que demuestran de forma nítida al Polisario lo que piensan sus amigos, las grandes potencias y Marruecos así como la fuga de oficiales y soldados son factores que juegan a favor del movimiento saharaui. Nunca antes en su reciente historia el frente había tenido acceso a tanta información de inteligencia ni había tenido tanto apoyo de los saharauis y de sus aliados. En este artículo destacamos las ideas que podrían ayudar al Polisario a llevar una ofensiva final por la independencia.
España
España está en el centro de la tormenta saharaui. La posición del anterior gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero es cada vez más difícil de defender. Todos los partidos políticos en el congreso de los diputados pidieron al gobierno condenar la violencia en el campamento de Gdeim Izik. Marruecos tampoco ayudó a Zapatero. La expulsión de periodistas, políticos y otros ciudadanos españoles, las constantes declaraciones y manifestaciones contra España así como la resolución del parlamento marroquí que pide incluir a los enclaves españoles de Ceuta y Melilla demuestran el grado de suspicacia entre los dos países y llama a una evaluación real de las relaciones bilaterales.
Francia y la ONU
La posición de la ONU a raíz del desmantelamiento del campamento de Gdeim Izik no ha sido suficiente por la amenaza del veto francés. La presencia de dos pesos pesados africanos (Sudáfrica y Nigeria) en el Consejo de Seguridad a partir de enero de 2010 supone más presión sobre una posición que empieza a ser embarazosa para Francia. Habrá que ver hasta dónde está dispuesta Francia a jugar su prestigio en la ONU y en Europa para defender intereses oscuros contrarios a sus propios ideales.
Los acontecimientos, además, harán ver a más de un diplomático de la ONU la imposibilidad de una futura coexistencia pacífica entre saharauis y marroquíes. Lo que se vendía como “ventajas de una autonomía amplia y realista” empieza a desmoronarse. Los acontecimientos sobre el terreno aconsejan ahora encontrar una solución que respete el deseo de los saharauis. La MINURSO en el Aaiun y la ONU en Nueva York saben que cualquier imposición traería más inseguridad a la región. Los documentos del departamento de Estado revelados por Wikileaks demuestran también que EE.UU tiene informaciones de que los refugiados no aceptarían, ni acatarían una autonomía impuesta o aceptada por el Polisario sin consultar a los saharauis.
La situación en el Sahara Occidental posterior al 8 de noviembre de 2010 no volverá a ser como antes. Los acontecimientos sobre el terreno han puesto las cartas boca arriba. Habrá que ver como cada una de las partes logra aprovechar sus opciones.
Fuente: saharaopinions
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