La represión marroquí en los territorios ocupados del Sahara Occidental es la más brutal y desproporcionada que existe hoy en cualquier país del mundo, con unidades bien instruidas que se renuevan constantemente para que no lleguen a tener contacto con la población saharaui.
Esta es la tajante afirmación del Ministro de los Territorios Ocupados y las Comunidades en el Exterior de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), Mohamed Uld Akeik, quien afirma que estas unidades están aleccionadas ideológicamente para combatir “a los enemigos de la unidad nacional”. Mohamed Uld Akeik, militante desde joven del Frente Polisario, fue herido de gravedad en la guerra con Marruecos y ha ocupado cargos de responsabilidad en el ejército de la RASD. En declaraciones a “elespiadigital.com” describe los métodos de actuación de las fuerzas de seguridad marroquíes contra los manifestantes saharauis y los intentos de las autoridades del reino alauí para implicar a la juventud saharaui y al Frente Polisario con el narcotráfico y el terrorismo.
Cincuenta policías para reprimir a cuatro mujeres
El ministro de los Territorios Ocupados y la “diáspora saharaui” concreta la desproporción en la represión de las manifestaciones que se realizan tanto en el Sáhara Occidental ocupado como de las ciudades de población saharaui del sur de Marruecos: “Allí, y hay grabaciones que lo demuestran, grupos de 30 a 50 policías atacan -hace hincapié en esta palabra- a dos, tres o cuatro mujeres indefensas; en cualquier otra parte del mundo es totalmente lo contrario, enfrente de una manifestación de hasta un millón de personas hay cinco o siete mil policías”.
Dice que los dos últimos años de “intifada” saharaui se han caracterizado por “la multiplicidad de las fuerzas de represión marroquíes”, especialmente si hay un acontecimiento importante o la llegada de personalidades internacionales: “En la visita de Cristopher Ross, enviado personal del Secretario General de la ONU, en octubre de 2013, mandaron a El Aaiún cerca de 3500 hombres del norte de Marruecos, que después trasladaron a Smara, y refuerzos con unidades militares destinadas en el muro (fortificación de más de 2720 kilómetros que divide en dos el Sáhara Occidental). También se impuso un cerco en ciudades del sur de Marruecos, como en Assa o Guleimin, en El Aaiún, entre ejército y fuerzas de seguridad, pudo haber entre 10.000 y 12.000 personas”.
Afirma que al aumento del número de efectivos marroquíes para impedir cualquier tipo de expresión de los saharauis le ha seguido cambiar continuamente las unidades “para que no se acomoden”. Se trata de “unidades jóvenes, bien instruidas, que no conocen a nadie, y así el enfrentamiento con los manifestantes, que les han aleccionado amenazan la unidad nacional del territorio, es brutal”.
Especifica que la mayoría de los integrantes de estas “unidades de represión” van vestidos de paisano, por lo que no se puede diferenciar a un policía de un marroquí civil: “En el momento en que los activistas empiezan a concentrarse, sin llegar a ser cinco o seis y sin dejarles ni un minuto son atacados por los mismos que están a su lado, que parecían ciudadanos normales, pero que ahora llevan porras y esposas”. A esto agrega que, desde hace un año, utilizan cámaras para grabar a los manifestantes, a los que amenazan y aterrorizan, y contra los que después utilizan esas imágenes.
Provocación a los manifestantes
Mohamed Uld Akeik se refiere a otra táctica muy utilizada por los policías marroquíes de paisano, provocar a los manifestantes: “Llevan piedras en los coches que lanzan a los manifestantes, lo que ha ocasionado bastantes víctimas, y de esta forma incitar a los jóvenes saharauis, que van solo con la bandera, a responder de la misma manera. Toman imágenes y dicen que la manifestación no es pacífica”.
A pesar de esta “violenta” actuación de “las fuerzas de ocupación marroquíes”, el Ministro de los Territorios Ocupados espera que la parte saharaui no cause incidentes o adopte otros sistemas de resistencia que no desean: “Queremos que los jóvenes tengan fe en la resistencia pacifica y que su única arma sea la bandera saharaui”.
Pero para que esa resistencia tenga eco dice que tienen que “romper el cerco que Marruecos impone en las zonas ocupadas con la intención de que el mundo no sepa lo que esta ocurriendo”. Cuenta que cuando el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas debatía la iniciativa americana para dar competencias a la MINURSO en materia de DDHH (no prosperó por la oposición de Marruecos con el apoyo de Francia y España) los saharauis salieron a la calle para festejarlo. “Los marroquíes, afirma, intentaron mantener relajada la situación mientras el Consejo estaba reunido, pero en menos de una hora se juntó tal número de saharauis que no lo pudieron soportar y atacaron una manifestación pacifica que no había utilizado nada más que la bandera. Desde entonces no dejan que se reúnan en la calle cuatro saharauis a la vez”.
Dice que “la lucha pacífica que los saharauis llevan desde hace ocho años en los territorios ocupados ha ocasionado muchas víctimas, mártires, heridos, un sinfín de encarcelados, un elevado número de detenidos juzgados por tribunales militares, con lo que Marruecos intenta aterrorizar a la población saharaui, cosa que no consigue, sino todo lo contrario”. Y que a pesar de esta represión “los saharauis están más decididos que nunca a resistir, a sacrificar todo lo que tienen por la libertad de sus presos políticos, el derecho a la libre expresión, a la autodeterminación, y poner fin al saqueo de sus riquezas naturales, como las marítimas y los fosfatos”.
Reconoce que este año la comunidad internacional ha avanzado en el tema de los DDHH y el pueblo saharaui, con visitas a las zonas ocupadas de muchas delegaciones, aunque algunas fueron rechazadas y otras controladas: “Esto ha puesto en conflicto a los marroquíes con el Consejo de DDHH de Naciones Unidas, el Parlamento Europeo, Amnistía Internacional, Human Rights Watch. Los DDHH en el Sahara Occidental deben seguir siendo objetivo de estas organizaciones, de estos países donde se dice que son algo sagrado. A los marroquíes, al rey Mohamed, les ha molestado la forma pacífica en que los saharauis han llevado en estos ocho años su lucha en las zonas ocupadas”.
Marruecos intenta implicar al Polisario con el terrorismo
Uld Akeik, que anteriormente fue Jefe de Seguridad de la RASD, asegura que Marruecos intenta desde hace años implicar a jóvenes saharauis con el terrorismo y las drogas, y en especial al Frente Polisario. “Marruecos–dice- puso en marcha un plan con el fin de dañar la imagen del Polisario a nivel internacional, implicándole con el narcotráfico, el terrorismo en el norte de Mali, la inmigración ilegal, comerciar con armas… Han hecho mucho esfuerzo para llegar a ese objetivo, planteándolo incluso en las negociaciones. Han intentado infiltrarse entre la juventud para ver como podían hacer esto de forma indirecta, con un sinfín de medios. Marruecos produce toneladas de droga e intenta que se distribuya aquí, aunque sea gratuito el transporte y el consumo, y al mismo tiempo nos acusa de ser cómplices con el narcotráfico. Y con el terrorismo pasa lo mismo". Asegura que hasta el momento no lo han conseguido, aunque haya podido haber algunos casos de jóvenes “que nada tienen que ver con el Polisario ni con el gobierno de la RASD”.
Mohamed Uld Akeik habla una vez más de las zonas ocupadas, que “han atravesado muchas etapas difíciles”, y rememora como Marruecos entró en el Sáhara Occidental en 1976 “aterrorizando a la población, lanzando gente viva desde helicópteros, enterrando grupos en fosas comunes, dispersando o deteniendo a familias enteras y ocasionando 651 desaparecidos”. “Los saharauis –finaliza- tienen fe, moral y coraje para enfrentarse a la situación de represión y no echarse atrás”.
Por Alfonso Lafarga
Fuente: elespiadigital.com
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