Excelente articulo de Elisa Pavon sobre el Foro Mundial de los Derechos Humanos de Marrakech.
No sé si reír o llorar leyendo tanta palabrería barata sobre el Foro Mundial de Derechos Humanos, que se celebra del 27 al 30 de noviembre en Marrakech (Marruecos), en el que supuestamente se pretende promover el debate público sobre esta temática, exponiendo los avances y los retos a enfrentar internacionalmente, con un enfoque de respeto a las diferencias. Resulta cuando menos sospechoso que se abran debates de tamaña importancia y envergadura sin voces de oposición, es decir, sin que exista atisbo alguno de planteamientos que puedan poner en entredicho esa imagen que Marruecos exporta al mundo de ser un país árabe y musulmán donde la democracia es un hecho y el crecimiento en paz, una realidad.
Nada menos que cinco mil representantes de ONGs e instituciones participantes de 93 países y con el Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, a la cabeza inaugurando el Foro y desoyendo, una vez más, las denuncias de las entidades de Derechos Humanos saharauis y marroquíes disidentes. Porque, vamos a ver, ¿cuántos de esos 5.000 inscritos estarían dispuestos a denunciar públicamente en ese Foro la situación de los Derechos Humanos en el Sahara Occidental o los males endémicos que coartan libertades en el propio Marruecos? ¿Cuántos se atreverían a transgredir las normas y llamar “ocupante” a Marruecos? ¿Cuántos serían capaces de alzar la voz en favor de la reivindicación de los derechos de las víctimas de las violaciones de Derechos Humanos a manos de las fuerzas de seguridad marroquíes? Sinceramente, creo que pocos. Y si me apuras, me atrevo a asegurar que ninguno lo hará y ojalá me equivoque.
La negociación diplomática para la búsqueda de soluciones reales al conflicto del Sahara no sólo está estancada, sino que ya alcanza el punto de no retorno. Los órdagos del rey Mohamed VI lanzados en el discurso del pasado 6 de noviembre -con motivo del 39 aniversario de la Marcha Verde, que dio inicio a la ocupación ilegal del territorio saharaui-, ya no dejan espacio a un diálogo que el monarca convirtió en monólogo y en tono imperativo, además. Es por ello que sorprende aún más que no haya apenas reacciones a nivel internacional boicoteando el mencionado Foro, por su opacidad en todos los sentidos, siguiendo la brecha abierta por entidades como la Asociación Marroquí de Derechos Humanos o la Liga Marroquí de Defensa de los Derechos Humanos, que presentaron al Consejo Marroquí de Derechos Humanos, entidad organizadora, su renuncia a participar en clara disidencia con la postura oficial mantenida de negación de los hechos.
El Foro se ha dividido en áreas temáticas y, analizándolas una a una, se ponen de manifiesto esos puntos de inflexión donde Marruecos no quiere llegar bajo ningún concepto, razón por la cual ignora la solicitud de acreditación para participar al Colectivo Saharaui de Defensores de Derechos Humanos (CODESA), presidido por la activista Aminetou Haidar. La primera de esas áreas temáticas es “Justicia Transnacional y Memoria Histórica”. Es francamente contradictorio que un país como Marruecos, que mantiene una ocupación militar sobre el Sahara Occidental desde hace casi cuatro décadas y somete a un régimen de represión permanente a la población saharaui, sea el anfitrión en un debate sobre el conjunto de medidas judiciales y políticas que deben adoptarse para reparar los daños cometidos por las violaciones de los Derechos Humanos y/o del Derecho Internacional y que originan la fracturación de la sociedad. Personalmente, considero que cuando Marruecos demuestre su plena disposición a acatar las normas establecidas en el Derecho Internacional y respete y cumpla las Resoluciones de la Asamblea General de la ONU sobre el status quo del Sahara Occidental como territorio no autónomo pendiente de descolonización respecto a España, entonces podrá dar lecciones sobre Justicia Transnacional. Mantener ocupado por la fuerza un territorio sobre el cuál no tiene soberanía alguna no otorga validez legal a sus argumentos. Y el apartado de Memoria Histórica mejor vamos a dejarlo, porque si preguntamos a Dris El Yazami, director del Consejo Nacional de Derechos Humanos marroquí, por las fosas comunes halladas en el Sahara Occidental, igual nos sale con que los cadáveres de saharauis asesinados -que portan DNI español- son restos arqueológicos de incalculable valor.
La segunda área temática tiene tela marinera. “Derechos económicos, sociales, civiles y políticos”. Son precisamente esos los derechos que los saharauis reclamaron en la que fue la mayor manifestación pacífica de su historia: El Campamento Gdeim Izik, que tuvo lugar del 10 de octubre al 8 de noviembre de 2010 y que finalizó con una intervención policial sin precedentes para el desmantelamiento del mismo por la fuerza, con muertos, heridos y responsables, aunque éstos últimos exclusivamente saharauis. 25 civiles saharauis juzgados ante un Tribunal Militar, tras dos años recluidos en prisión preventiva en una cárcel marroquí cercana a Rabat, y condenados a penas que abarcan desde 20 años de prisión a cadena perpetua, salvo dos, que ya la cumplieron la condena impuesta. Podría enumerar todos los artículos del Derecho Internacional y de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre que ha violado y continúa violando esta situación, pero se han escrito ríos de tinta al respecto y el mundo sigue permitiendo que las asociaciones saharauis no tengan voz donde deben tenerla para denunciar éstas y otras violaciones.
El tercer ámbito a debatir es el de “Libertades Individuales”. Seguramente será interesante escuchar los argumentos marroquíes, por cuanto no creo que sepan qué significa eso, ya que la libertad individual es el fundamento de las personas, de sus valores propios… Es todo aquello que constituye y construye los derechos y deberes de cada uno, conforme a los cuales podemos decidir autónoma y libremente sobre cuestiones esenciales de nuestras vidas, con plena responsabilidad de nuestras propias decisiones y sus posibles consecuencias. Marruecos, a golpe de represión y fuerza bruta, viola sistemáticamente el “derecho a ser” de los saharauis, que no pueden decidir su futuro como pueblo porque no se respeta ni siquiera su Derecho a la Autodeterminación. Desde hace 39 años, ningún saharaui tiene potestad sobre su propia soberanía individual, ni sobre la de su pueblo.
Por eso, la libertad individual más ejemplar es la que va a ejercer cada uno de los presos políticos del Grupo Gdeim Izik, que emprenderán una huelga de hambre el próximo día 25 -hasta el 29 de noviembre- para protestar por la ilegalidad del juicio militar que les condenó, así como por el trato indigno y las pésimas condiciones que soportan en las prisiones marroquíes, reclamando la inmediata puesta en libertad de todos los presos políticos saharauis y la revisión individual de sus expedientes judiciales y de sus denuncias por torturas y detenciones arbitrarias. También expresan de este modo su solidaridad con la familia del preso fallecido en el Hospital Militar de Dajla, Hassana El Lwali, por no haber recibido la asistencia médica necesaria en el centro penitenciario donde se encontraba cumpliendo condena por su activismo y defensa de los Derechos Humanos de los saharauis, aunando también sus voluntades en el recuerdo de los otros 12 mártires saharauis asesinados impunemente por la represión marroquí -Nayem Elgarhi (14 años), Said Dambar (26) Maichan Mohamed Lamin (29), Rachid Chain (16), entre otros-. Todo ello en un intento más de llamar la atención de la comunidad internacional que se concentrará en Marrakech, que no abre los ojos ante realidades que existen, que se ocultan y que no se quieren ver, porque así resulta más fácil abordar diálogos disfrazados de buenas intenciones.
El último tema a debatir es el de “Derechos de las Mujeres y de las Minorías”, que si me pongo, escribo un libro, aunque es más que suficiente con “El oasis de la memoria”, en el que Carlos M. Beristain trata de recuperar la Memoria Histórica y la situación de los derechos humanos en el Sáhara Occidental. Un informe dividido en dos tomos, cuyo primer volumen incluye un análisis de las violaciones de derechos humanos, a través de casos individuales y colectivos, en diferentes periodos históricos, y recoge el modus operandi de la violencia que se ha venido practicando sobre la población civil saharaui durante casi cuatro décadas. El segundo volumen aborda el impacto que las violaciones de derechos humanos ha supuesto a las víctimas, desde un punto de vista individual y familiar, incluyendo específicamente el impacto en las mujeres y la violencia sexual. De obligada lectura para entender de qué estamos hablando en toda su extensión.
En definitiva, si como defiende Driss El Yazami “en este Foro se trata de construir la paz sobre la base del diálogo”, sería de agradecer más transparencia y menos disfrazar la realidad. Hay todo un pueblo ignorado que reclama respeto a sus Derechos Humanos, que permanecen desde 1980 separados físicamente por el mayor monumento erigido jamás como arma letal para los Derechos Humanos, que no es otro que el Muro Marroquí en el Sahara Occidental, que con sus 2.740 km y sus 10 millones de minas terrestres, divide el territorio y al pueblo saharaui, poniendo en riesgo la vida de miles de civiles a ambos lados del mismo.
La espera está siendo demasiado larga y su paciencia se agota, igual que la esperanza de paz. Y así no se construye…
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