En los campamentos de refugiados saharauis situados en el desierto del Sáhara en Argelia, la vida puede ser muy dura. Desarraigados por una guerra que ellos no comenzaron, las personas desplazadas del Sáhara Occidental residen allí; en un país que no es el suyo, en condiciones que muchos considerarían insufribles. La mayoría de estas personas nunca saldrán de los límites de los campamentos. La mayoría de ellos nunca llegarán a viajar o a ver el mundo. Son presos a pesar de no haber cometido ningún delito. Así que decidimos traer el mundo a ellos.
Hace casi una década, formamos la Escuela de Cerámica Saharaui para mujeres; una academia sin ánimo de lucro dedicada a utilizar el increíble poder del arte para traer un poco de luz a este lugar olvidado. Abrimos esta escuela dentro de los campamentos para traer un poco de alegría e inspiración a las personas que se encuentran atrapadas allí. El mundo del arte es tan inmenso e increíble, que no es necesario un billete de avión para verlo. Se comparte de persona a persona. Este ha sido el objetivo de nuestro trabajo en la academia, y el proceso de compartir el don maravilloso del arte ha cambiado la vida de nuestras alumnas, casi tanto como ha cambiado la nuestra.
Este es un proyecto de una escuela-taller para mujeres que lleva en marcha desde el 2005 en el campo de refugiados saharauis El Aaiun, en Tindouf (Argelia). Está coordinado por la FASPS (Federación de Asociaciones de Solidaridad con el Pueblo Saharaui) y ahora necesitábamos una financiación para continuar.
La escuela consiste en un año de formación básica en las diferentes técnicas de cerámica y dibujo. Cada año seleccionamos un numero de chicas nuevas mediante una sencilla prueba donde medimos sus aptitudes plásticas. Una vez terminado el año de formación a las chicas se les da la opción de entrar a formar parte de la cooperativa, donde trabajarán produciendo cerámica para su venta, posibilitándoles una mínima fuente de ingresos para ellas y sus familias.
Terminada la campaña financiación gracias a un crowdfunding, queremos dar GRACIAS a todas las personas que habéis colaborado. Habéis hecho posible que la escuela pueda permanecer abierta y más mujeres en los campamentos de refugiados se beneficien de aprender un oficio, un medio de expresión y tengan acceso a un trabajo. También queremos dar las gracias a las fábricas de materiales cerámicos Prodesco y Montesa, que se han ofrecido a donar los materiales para la escuela. Tenemos la oportunidad de editar un libro de forma gratuita con fotos y relatos sobre la escuela, cuyos beneficios irán íntegramente a mantener el centro. ¡Y hasta una persona se ha ofrecido a pagar el salario de la directora saharaui de la escuela durante todo un año! Por todo esto, y de parte de estas mujeres, ¡¡GRACIAS!!
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