Hay conflictos que adquieren mayor visibilidad, en determinados momentos, por el grado de impacto regional que poseen o por la importancia que conlleva su resolución para ciertas agendas de potencias internacionales. En otras ocasiones se vuelven centro de opinión internacional por los niveles de violencia desenfrenados o por el hecho de que algún organismo internacional se toma la tarea de hacerlo realmente visible.
Otros conflictos, no tan evidentes, como el Sahara Occidental o Kurdistán, han sido ampliamente estudiados por internacionalistas, politólogos y abogados, pero no logran alcanzar un nivel de visibilidad elevado debido, en parte, a agendas de potencias que tienen intereses particulares en dichos territorios.
En este pequeño escrito quiero tomarme el atrevimiento de hablar sobre el Sahara Occidental y contribuir a la tarea de hacerlo visible a la opinión pública. Este es un territorio no autónomo que ha sido ocupado por Marruecos desde 1975 y que está en la lista de Naciones Unidas de territorios que tienen pendiente un proceso de descolonización. Previamente fueron una de las pocas colonias españolas en África y, durante la dictadura franquista, se realizó un proceso ilegal de secesión de soberanía hacia Marruecos, a cambio de unas concesiones económicas en materia de explotación de fosfato y bancos de pesca.
Para los saharauis, pueblo nativo del territorio, la ocupación vino acompañada con un proceso de exilio hacia el desierto argelino y con altos niveles de represión hacia aquellos que se quedaron en el territorio ocupado. Para los marroquíes, por otro lado, la ocupación permitió el sostenimiento y la legitimación de la monarquía Alauí, a la vez que posicionó al Reino como una potencia comercial y política importante.
Desde una perspectiva de derecho internacional, no hay duda que el Sahara Occidental tiene un proceso de descolonización pendiente y que la ocupación del territorio es ilegal, sin embargo, Naciones Unidas ha sido incapaz de imponer un referendo de libre determinación, pues alrededor del conflicto confluyen intereses políticos y económicos muy importantes.
Marruecos es el principal aliado de Estados Unidos y de Francia, en la región del Magreb Islámico en la lucha contra el terrorismo y, previamente, en la llamada Guerra Fría.
Marruecos es el principal exportador de fosfato a nivel mundial y, gracias a las minas del territorio saharaui, posee las mayores reservas de dicho mineral (esencial para el desarrollo industrial y agrícola de cualquier país)
España y Francia se han visto beneficiadas, enormemente, por la explotación pesquera en las costas saharauis
Se han encontrado importantes yacimiento de petróleo en el territorio y empresas europeas y norteamericanas están realizando procesos de exploración de dichas áreas.
No es de extrañar que la postura de varios países con nexos comerciales con Marruecos, como Colombia, contribuya al sostenimiento de la ocupación y al continuo desprestigio del Derecho Internacional. Pero dichas posturas en materia de política exterior están fuertemente relacionadas con la falta de presión ciudadana frente a los procesos internacionales.
Los ciudadanos tenemos una responsabilidad enorme de manifestar nuestra inconformidad, no solo con la situación del país, sino también con la postura de nuestro gobierno en otros contextos de crisis humanitaria como lo es el territorio saharaui, pero para ello debemos documentarnos, debatir y movilizarnos en pos del fortalecimiento de las vías de derecho.
Por Mateo Varela Martínez
Fuente: consorciociudadano.org
Imprimir artículo
Si te ha gustado este artículo puedes compartirlo desde tu blog, página Web o foro.
Suscribete a los comentarios de este artículo
0 comentarios :
¿Que opinas de este articulo? Tus comentarios siempre serán bien recibidos, ¡¡ Gracias !!