El autor del artículo con el histórico presidente argelino Ahmed Ben Bella en el 2010
El 1 de noviembre se conmemora el inicio de la lucha por la independencia de Argelia contra el yugo francés, de más de 130 años, y que había impuesto el Código del Indígena, que despojaba de sus derechos y de sus bienes al pueblo argelino.
Y no solo debe ser una celebración de este país norafricano, sino, asimismo, un festejo mundial para el combate contra el colonialismo y la defensa del derecho internacional en lo que respecta a la autodeterminación de los pueblos.
En ese día y mes de 1954, el pueblo argelino demostró ante el mundo que la libertad es un don preciado y que ningún pueblo puede rendirse por más armas y poderío que tenga la fuerza ocupante. Fue el inicio de las hostilidades del Frente de Liberación Nacional -dirigido por Budiaf y Ben Bella, entre otros- contra el colonialismo francés.
La guerra de independencia argelina, que culminó con su completa liberación el 5 de julio de 1962, costó las preciadas vidas de un millón y medio de mártires y la destrucción de más de ocho mil aldeas. Ni las masacres a pueblos enteros, ni las torturas, ni la ejecución sumaria realizadas por el ejército francés, y la terrorista Organización del Ejército Secreto (OAS) doblegaron al pueblo argelino.
Como antecedente, un acontecimiento monstruoso y doloroso –poco conocido en otros lares del mundo- ocurrió el 8 de mayo de 1945, día en que el mundo celebraba la derrota final de la Alemania nazi: los argelinos de Sétif, Guelma y Kherrata salieron a celebrar la victoria, al mismo tiempo que reclamaban pacíficamente la independencia.
¿Y cómo reaccionó Francia? Las tropas colonialistas francesas masacraron a más de 45 mil argelinos. Perversos desagradecidos que ignoraron que muchos argelinos murieron luchando por los franceses contra los nazis.
Desde esa fecha ningún presidente francés ha pedido perdón por los crímenes de su país durante la colonización. Hablan de pasar la página, de no mirar atrás, o que fue un sistema colonial “profundamente injusto y brutal”, pero en su diccionario no figura la palabra perdón o disculpa. No hay nobleza, no hay sinceridad, no hay valentía en Francia, por eso es que Argelia jamás tendrá relaciones plenas con ese país.
La lucha argelina no fue en vano, no solo logró su independencia, sino que su política exterior inmutable sigue siendo como prioridad la libre autodeterminación de los pueblos y su solidaridad en este sentido, no solo en discursos, sino material, que ha permitido a muchos pueblos su independencia, que se completaría con la liberación del yugo marroquí, del pueblo saharaui, la última colonia de África.
Por Ricardo Sanchez Serra (@sanchezserra)
Fuente: rsanchezserra
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