Fuente: El Mundo / Por Rosa Menenes
Pieza imprescindible de todas las negociaciones entre Marruecos y el Frente Polisario en la ONU desde 1992, Ahmed Bujari fue un diplomático experimentado y cercano. Con buen hacer y un gran conocimiento de los entresijos del Consejo de Seguridad y la Asamblea General de la organización, lidió también con innumerables desencuentros diplomáticos. Con su fallecimiento, el martes en un hospital de Bilbao, a causa de un cáncer, el pueblo saharaui pierde a uno de sus mejores y más carismáticos políticos.
Bujari uld Ahmed uld Barikalla había nacido hace 65 años en Dajla, la antigua Villa Cisneros bajo dominio español. Su padre era traductor bajo la Administración española y sería luego uno de los pioneros del movimiento independentista saharaui, según recuerda en su blog Carlos Ruiz Miguel, catedrático de Derecho Constitucional y especialista en el Sáhara Occidental. Y aquí está la raíz del dominio del idioma español de Bujari, que frecuentaba el liceo español e iría a estudiar Derecho en la Universidad de La Laguna (Tenerife) y Ciencias Políticas en Madrid.
Bujari se unió muy joven al Frente Polisario y desde el principio hizo de sus conocimientos jurídicos una lanza para defender en el exterior las aspiraciones independentistas saharauis. Tras participar en la redacción de los documentos fundacionales de la RASD, entre 1978 y 1980 fue el representante Polisario en España. Le sucederían varios puestos como embajador en países latinoamericanos, entre ellos México y Venezuela.
Tras el Acuerdo de Alto el Fuego con Marruecos de 1991, Bujari se convirtió en enviado del Frente Polisario ante Naciones Unidas, posición en la que se mantuvo hasta su muerte. Desde este puesto, como número dos de la diplomacia saharaui, Bujari protagonizó entre bambalinas los hitos de la política exterior de su país en las últimas tres décadas.
Entre ellos destaca el Plan Baker de 2003, que preveía un referéndum de autodeterminación en cinco años, pero que nunca se llegó a implementar. O la primera visita de un secretario general de la ONU al Sáhara Occidental. Fue Ban Ki-moon, en marzo de 2016. El lugar escogido fue Bir Lehlu, pequeña pero emblemática localidad al este del muro marroquí, en los llamados "territorios saharauis liberados". Un enclave de gran importancia para los 'hijos de la nube', ya que allí se proclamó la RASD el 27 de febrero de 1976. Ban también visitó Tinduf, donde se sitúan los campamentos de refugiados, y Nuakchot, la capital mauritana, pero no Rabat ya que las autoridades marroquíes le comunicaron que el rey Mohamed VI no estaba "disponible" para recibirle. Era la primera vez que Ban visitaba la zona en sus 10 años de mandato, un triunfo personal de Bujari.
Años antes, el veterano diplomático vivió con desesperación el violento desmantelamiento por parte de las fuerzas de seguridad marroquíes del campamento de Gdeim Izik, cerca de El Aaiún, la capital del Sáhara Occidental bajo ocupación. Fue en noviembre de 2010 y esta rebelión saharaui reprimida se considera uno de los fogonazos que precedieron el estallido de las primaveras árabes. "¿Cómo se puede bombardear Libia en nombre de los derechos humanos pero no ejercer ninguna presión por ellos en el Sáhara Occidental?", se llegaría a preguntar ante la inacción de la comunidad internacional.
Murió con las botas puestas. Un día antes de fallecer, Bujari había enviado una carta al Consejo de Seguridad refutando las acusaciones de Marruecos de que combatientes polisarios habían entrado en la ciudad de Mahbes, al noreste del Sáhara Occidental, violando el acuerdo de alto el fuego del 91. Calificó el señalamiento de Rabat de "alegaciones infundadas", lo que corroboraría la Misión de la ONU para el Referéndum en el Sáhara Occidental (Minurso) al asegurar que "no había observado ningún movimiento de elementos militares" en la zona.
La desaparición de Bujari coincide con una de las últimas escaladas de tensión entre Marruecos y el Polisario, cuando se acerca la reunión del Consejo de Seguridad en la que se deberá adoptar, a finales de abril, una nueva resolución sobre la prolongación de la Minurso. El propio Secretario General de Naciones Unidas, António Guterres, se declaró "entristecido" por el fallecimiento del diplomático. La RASD declaró siete días de duelo nacional. Su cuerpo recibirá sepultura este domingo en el exilio de los campamentos de refugiados de Tinduf.
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