Fuente: bubisher.org
Cuando el viento sopla fuerte en la hamada, arena, polvo y piedras se mezclan con un aire irrespirable. El cielo se tiñe de marrón y se confunde con el suelo. Todo se transforma en un todo en el que el horizonte desaparece.
Y cuando por fin el sol vuelve a su sitio y el viento se calma, la arena, el polvo y las piedras se asientan en todos los rincones de viviendas, bibliotecas, dispensarios…
Esto es lo que se ha vivido durante unos días en los campamentos. En Auserd, han tenido que posponer las actividades para poder limpiar toda la arena acumulada dentro de la biblioteca, que, no podemos olvidar, tiene frente a una de sus fachadas una enorme duna , la cual, como una ladrona, se cuela por todas las rendijas los días de viento.
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