Mariano Rajoy hizo el miercoles todos los esfuerzos dialécticos imaginables para diluir los recelos que su llegada al poder ha provocado en Marruecos. El presidente del Gobierno, que se reunió en Rabat con el rey Mohamed VI y el primer ministro islamista Abdelila Benkiran, aseguró que se considera “un amigo de Marruecos”, que “lo que nos une es mucho más que lo que nos separa”, y que apoya “con firmeza” las reformas emprendidas por el vecino del sur. Sus anfitriones le devolvieron los elogios, pero trazaron una línea roja que Rajoy no deberá cruzar si quiere mantener una relación bilateral sin los sobresaltos y tensiones del pasado: el Sáhara.
Fuente: El confidencial
La victoria electoral del PP ha desatado una gran preocupación en la clase política marroquí y en el gobernante Partido de la Justicia y el Desarrollo (PJD), la primera formación islamista que gobierna el país vecino en sus 55 años de independencia, por un posible cambio de actitud de España hacia el Sáhara. José Luis Rodríguez Zapatero acabó plegándose a la estrategia de hechos consumados de Marruecos, que pasa por conceder a la antigua colonia española una amplia autonomía pero bajo soberanía marroquí. Rajoy, en cambio, defiende -y así lo incluyó en su programa electoral- que los saharauis decidan su futuro en un referéndum de autodeterminación.
Esa posición del PP a favor de un referéndum es poco menos que un anatema para los marroquíes, una afrenta. Hablar aquí del Sáhara es hablar de la unidad territorial del país, y Rabat está dispuesta a salvaguardar ese principio sagrado casi por encima de cualquier otro. Ya lo demostró hace poco más de un año, cuando sacó a la calle a cientos de miles de ciudadanos que insultaron a Rajoy y gritaron “¡Partido Popular enemigo de Marruecos!”, después de que el PP condenase el desmantelamiento por las fuerzas de seguridad marroquíes de un campamento saharaui en El Aaiún.
Rajoy fue recibido ayer por el rey Mohamed VI en el palacio real de Rabat. Ambos conversaron durante más de media hora en castellano, un gesto amistoso que fue muy apreciado por el reducido séquito del presidente español, del que formaban parte su jefe de Gabinete, Jorge Moragas, y la secretaria de Estado de Comunicación, Carmen Martínez Castro. Rajoy mantuvo más tarde un encuentro con su homólogo Benkiran, que le invitó a degustar un suculento menú. Acabada la comida, ambos comparecieron ante los periodistas pero no admitieron preguntas.
El espinoso asunto del Sáhara
Durante su encuentro, sin embargo, el primer ministro de Marruecos sacó a relucir el espinoso asunto del Sáhara. Y dejó claro a su homólogo español que, con autonomía o sin ella, la antigua colonia española es territorio marroquí, según admitieron fuentes gubernamentales. Benkiran, eso sí, no mencionó el otro gran escollo que periódicamente enturbia las relaciones bilaterales: Ceuta y Melilla. Pero el programa electoral del PJD, con el que Benkiran ganó las elecciones legislativas del pasado mes de noviembre, no deja ninguna duda: las considera “ciudades ocupadas”.
Antes de despedirse de Benkiran, visitar la embajada española en Rabat y emprender viaje de regreso a Madrid, Rajoy leyó una declaración a los periodistas, en castellano, que un intérprete tradujo luego, de un tirón, al árabe. El presidente del Gobierno, deseoso de acabar con la desconfianza que despierta en Marruecos -un periódico marroquí llegó a titular ayer que “Rajoy visita a su mejor enemigo”-, no escatimó elogios hacia sus anfitriones. “No hay en el mundo un país más interesado que España”, dijo, “en contar con un Marruecos democrático, próspero y estable. Sólo se pueden apreciar quienes se conocen, y yo me esforzaré en ello”.
Benkiran no se quedó a la zaga en guiños de acercamiento. Si el pasado 26 de noviembre, seis días después de la aplastante victoria electoral del PP, vaticinó que las relaciones hispano-marroquíes “serán más difíciles con el señor Rajoy”, ayer cambió completamente de registro. Y llegó a afirmar que ha “descubierto” que el presidente del Gobierno español es “una persona simpática, amable y muy capacitada”. El líder islamista agradeció “muchísimo” a Rajoy -también lo hizo el rey Mohamed VI- que su primer viaje oficial al extranjero haya sido precisamente a Marruecos, una tradición iniciada en 1982 por Felipe González y que Rajoy no ha querido romper.
Fruto de ese aparente buen clima que se respiró ayer entre ambos mandatarios fue la decisión de relanzar las cumbres anuales bilaterales. La última se celebró en Madrid en 2008. Pero la visita que los Reyes hicieron entonces a Ceuta y Melilla emponzoñó de nuevo las relaciones, hasta el punto de que Mohamed VI retiró a su embajador en España. Ahora, Rajoy y Benkiran han acordado reanudar, probablemente después del verano, esas citas al más alto nivel.
Fuente: El confidencial
Imprimir artículo
Si te ha gustado este artículo puedes compartirlo desde tu blog, página Web o foro.
0 comentarios :
¿Que opinas de este articulo? Tus comentarios siempre serán bien recibidos, ¡¡ Gracias !!