El pasado 3 de octubre Mariano Rajoy viajó a Rabat con ocasión de la X Reunión de Alto Nivel (RAN) España – Marruecos. Durante la visita, el Presidente, que se desplazó acompañado de siete de sus ministros (los titulares de Exteriores, Interior, Fomento, Agricultura, Industria, Educación y Justicia), se reunió con el Primer Ministro marroquí Abdelilá Benkirane y fue recibido por el Rey Mohamed VI.
Al respecto, Moncloa nos está presentando el viaje como un ejemplo de pragmatismo, de apoyo a las empresas españolas y de diplomacia económica en tiempos de crisis cuando, en realidad, es una prueba más de la debilidad de Rajoy, de su escaso interés por defender los intereses de España y de su seguidismo en política exterior al servicio de terceros.
Que Rajoy vaya a Rabat acompañado de siete ministros (solo le ha faltado llevarse a la Vicepresidenta y al perro) precisamente cuando los Mercados Financieros nos acosan, Artur Mas habla sin tapujos de la secesión de Cataluña (el máximo representante ordinario del Estado en esa región amenazando con cometer nada menos que alta traición), y los déficits autonómicos se disparan, es frívolo.
Que lo haga para reunirse con un rey de estilo medieval que atesora más de la mitad de la riqueza de su país mientras condena a sus súbditos a la miseria y la emigración masiva, con el jefe de un estado que viola nuestras fronteras y amenaza nuestra integridad territorial mientras su policía consiente el tráfico de drogas y la infiltración de radicales islamistas hacia España, es indecente. Pero que todo esto ocurra a cambio de las migajas de cuatro contratos comerciales (que encima se van a financiar, no lo olvidemos, con créditos blandos españoles y con dinero de la Unión Europea) y para hacerle un favor a los Estados Unidos, interesados como están en poner palos por persona interpuesta en las ruedas de la relación de Rabat con París (la eterna lucha franco-americana por el liderazgo en África) ahora precisamente que el Presidente Hollande está corrigiendo los excesos pro-marroquíes de Sarkozy y se está volviendo hacia Argelia, es simplemente patético.
Porque frívolo, indecente y patético es este giro en la política del PP, uno más, que lleva a Rajoy diez meses después de llegar al gobierno a meterse en la cama políticamente con Rabat. Y mientras que su Programa Electoral hablaba de firmeza, de defensa de los intereses nacionales y de reforzamiento del papel de España en el norte de África, el gobierno del PP vende nuestra alma a Mohamed VI por cuatro euros, mira para otro lado cuando se violan nuestras Plazas de Soberanía en el norte de África y se ridiculiza al Ejército Español, y manifiesta públicamente comprensión hacia las posiciones de Rabat a favor de la anexión del Sáhara Occidental bajo la cobertura de una autonomía-trampa.
Se equivoca Rajoy intentando hacer negocios con Mohamed VI, como ya se equivocó Rodríguez Zapatero (cómo se parecen sus políticas en el norte de África), porque con determinados líderes no se pueden hacer negocios, ni establecer acuerdos, ni ir a ningún sitio con ellos, so pena de terminar haciendo el ridículo y salir trasquilados.
Antes de meterse en la cama políticamente con Mohamed VI, Rajoy debería acordarse de Carlos Arias Navarro (a fin de cuentas los dos son de derechas e hicieron carrera en la política desde las tripas de la administración y del poder), que en 1975 hizo algo parecido con el padre de la criatura, aquel dictador sanguinario llamado Hassan II, al que España le vendió el Sáhara a cambio de licencias de pesca para 800 barcos durante 20 años y de hacer caja con las minas de fosfatos de Fos Bucraa, y que a la hora de la verdad se rió de nosotros, ridiculizó a nuestro Ejército, y nos dejó sin pesca, sin fosfatos, y sin vergüenza después de abandonar a nuestros Hermanos Saharauis.
Señor Rajoy: no se eche en los brazos de Marruecos, defienda los intereses de España, y no nos haga avergonzarnos otra vez.
Artículo de Carlos Rey, Responsable del Comité Sáhara de UPyD
Fuente: upyd.es
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