El Director de la Cárcel Negra de El Aaiún, Abdelilah Zanfouri, destituido de su cargo por abusos en su gestión

Abdelilah Zanfouri, hasta el pasado viernes director de la Cárcel Negra de El Aaiún, ha sido destituido de su puesto por las autoridades de la Administración Penitenciaria marroquí, tras las innumerables denuncias interpuestas contra él por las pésimas condiciones de hacinamiento y abandono en las que se encuentra la prisión y por prácticas abusivas en su gestión, especialmente relacionadas con malos tratos, privación de derechos y torturas a los presos saharauis, así como prohibiciones a sus familias para visitarlos. En paralelo a esta decisión de deponerlo de su cargo, se han abierto contra él diligencias para verificar las denuncias interpuestas por funcionarios penitenciarios marroquíes, que le reclamaban insistentemente unas condiciones dignas de trabajo. Algunos denuncian que se negaron a acatar sus órdenes para golpear a los presos y sufrieron represalias.

Entre las denuncias de diferentes organizaciones internacionales de Derechos Humanos, una de las que más presión ha ejercido para la adopción de distintas medidas carcelarias -no sólo ésta- es la de Amnistía Internacional, que denunció ante el Director General de Administración Penitenciaria y Reinserción, Mohamed Saleh Tamek; al Ministro de Justicia marroquí, El Mustapha Ramid; y al Presidente del Consejo Superior de Derechos Humanos, Driss El Yazami, que el pasado 17 de septiembre siete saharauis fueron golpeados brutalmente en la prisión local de El Aaiún, Sáhara Occidental, con la participación directa de Zanfouri. Tras estos hechos, los 7 presos se declararon en huelga de hambre como protesta, acción que concluyó el pasado 1 de octubre tras acordarse la adopción de una serie de mejoras en las condiciones de los reclusos.

Según consta en la carta oficial remitida por AI a las altas administraciones marroquíes, “los presos saharauis Mohamed Baber, Abdessalam Loumadi, Abdelmoutaleb Sarir, Mahmoud El Haissan, Aaliayne El Moussaoui, Abdelkrim Bouchalga y Abdelfattah Dallal fueron sometidos a tortura y otros malos tratos desde alrededor de las cuatro y media de la tarde hasta la once de la noche por personal de la prisión de El Aaiún, donde se encuentran recluidos. Los siete hombres fueron esposados, golpeados brutalmente en el patio de la prisión delante de otros reclusos e insultados”. Según la información que consta en dicha denuncia de la entidad londinense, “testigos presenciales han indicado que todos sufrieron contusiones y lesiones en las muñecas como consecuencia de las esposas, que a Aaliayne El Moussaoui le fracturaron el brazo izquierdo y que Mohamed Baber cojea a causa de una lesión de pierna. La administración de la prisión no permitió a la hermana de Abdelmoutaleb Sarir entrar a verlo cuando acudió a visitarlo, como todas las semanas, el 18 de septiembre a las 10 de la mañana. Unos abogados pudieron ver esa tarde a Abdelmoutaleb Sarir, así como a Abdessalam Loumadi, Mahmoud El Haissan, Aaliayne El Moussaoui y Abdelkrim Bouchalga, quienes les dijeron que estaban en huelga de hambre como protesta por las palizas”.

Asimismo, se expone en el documento de Amnistía Internacional que “de acuerdo con la información disponible, seis de los siete hombres habían sido ya torturados o sometidos a otros malos tratos por agentes de policía tras su detención en 2014. Denunciaron reiteradamente tal trato ante las autoridades judiciales, pero no se tiene noticia de que se haya realizado alguna investigación o examen médico forense. Cuatro fueron condenados a prisión con arreglo a "confesiones" que afirmaban haber hecho bajo coacción”.

Por ello, en esta acción concreta de denuncia contra la administración de la Cárcel Negra, en manos de Abdelilah Zanfouri, Amnistía Internacional solicitaba a las autoridades penitenciarias marroquíes y a las entidades relacionadas con la salvaguarda y el respeto a los Derechos Humanos de los reclusos que “garanticen que Mohamed Baber, Abdessalam Loumadi, Abdelmoutaleb Sarir, Mahmoud El Haissan, Aaliayne El Moussaoui, Abdelkrim Bouchalga y Abdelfattah Dallal reciben un trato humano, están protegidos contra nuevas torturas y otros malos tratos y tienen acceso a sus familias y a sus abogados; así como que garanticen que tienen de inmediato acceso a los servicios médicos que puedan necesitar y que no se toman medidas punitivas contra ellos por haberse declarado en huelga de hambre; que ordenen realizar con prontitud una investigación independiente sobre la presunta tortura y otros malos tratos, incluidos exámenes médico forenses; y que pongan a disposición judicial a los responsables”.

E.P.M.

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