Las recientes noticias sobre el renaciente conflicto israelí-palestino y los mutuos enfrentamientos nos recuerda nuevamente sobre la definición ambigua de este territorio. Fue el gran enfoque de los medios por un tiempo hasta que fue opacado por los violentos actos del Estado Islámico que hasta la fecha dominan los medios occidentales. En lo personal, me sorprende que estando en el siglo XXI, con tantos cambios “positivos” en la tecnología, medicina y demás, todavía existan conflictos relacionados a territorios dejando a la población en una situación donde se sepa sobre su existencia pero al mismo tiempo no le sea respetada o reconocida.
Este es el caso de la República Árabe Saharaui Democrática o también conocido como Sahara Occidental. Ésta está ubicada en la parte noroeste del continente africano rodeada por Marruecos, Argelia y Mauritania. Es uno de los diecisiete territorios no autónomos en lista de las Naciones Unidas. Sahara Occidental, de acuerdo a la ONU, es aquel territorio que todavía se encuentra bajo la administración de potencias coloniales y no ha logrado obtener su independencia y autonomía plena. Es decir, en una explicación breve y afín a nosotros, México se encontraría en esa situación si no hubiéramos logrado independencia de España. Y en realidad esta comparación resulta ser bastante símil pues Sahara Occidental es una antigua provincia española. Una de las principales razones por lo cual dentro de su cultura adoptaron el español. Es por su estatus actual como “territorio no autónomo” que no se considera en tratados o convenciones internacionales como lo es la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer. Sin embargo, no es necesario revisar en tratados para comprender la situación actual de la mujer saharaui, única en la región. Con solo analizar la cultura saharaui y su historia nos daremos cuenta de la importancia que se le da a la misma a pesar de la situación conflictiva que viven los saharauis.
La población saharaui ha adoptado, desde sus inicios, una actitud muy práctica con respecto al Islam como vértebra del gobierno y forma de vida.
Es decir, que aun considerándose como la religión del Estado, cuenta con una gran maleabilidad a diferencia de otros países musulmanes como Egipto y Arabia Saudí en las “limitaciones” del rol de la mujer y el uso de la Sharia. Como lo mencioné en columnas pasadas la Sharia o ley musulmana cuyo nombre en Árabe significa “camino”. Se deriva en parte del Corán y del Sunna, es un conjunto de normas para los musulmanes quienes buscan ir por el “trayecto correcto” y funciona como guía en todos los aspectos cotidianos de la vida, desde el matrimonio, divorcio y manejo de finanzas, hasta rutinas diarias y formas de vestir. Su uso e interpretación varía dependiendo de cada país y la escuela de pensamiento jurídico, Madhab, por la cual se rijan. La Sharia es conocida y “criticada” por sus fuertes impedimentos en el desarrollo pleno de la mujer. Ésta contiene numerosas restricciones que condicionan a la mujer para tener un rol muy específico y minoritario, a comparación del de los hombres, en su país. Algunas de las prohibiciones o castigos van en contra de los Derechos Humanos de las mismas. Estos impedimentos son nulos para las musulmanas saharauis.
Los saharauis son un pueblo que ha ido evolucionando a través de la historia, vemos cambios significativos desde la época precolonial hasta la poscolonial o la actual tras la ocupación completa de Marruecos en 1979. Sin embargo, a lo largo de su historia vemos que el rol de la mujer siempre ha sido de gran importancia a diferencia de muchos países musulmanes. En un principio la población saharaui se conforma de las tribus nómadas Beni Hasan procedentes del Yemen. El estilo de vida que se llevaba en las tribus permitían que la mujer tuviera un rol importante y equilibrado al de los hombres. Eran las encargadas de la educación de los hijos, la protección de la familia y comunidad, de dar la bienvenida a los invitados, y de la jaima (hogar).Y también participaban en las actividades productivas como la agricultura, artesanía y pastoreo.
En la época colonial de España el rol de la mujer se vio limitado por la intervención extranjera imponiendo un modus vivendi diferente hasta 1976. Sin embargo, tras la ocupación completa de Marruecos en el territorio, gran parte de su población se vio obligada a trasladarse a campos de refugiados cerca de la ciudad de Tinduf dentro de las fronteras de Argelia. Y siendo el genero masculino el principal encargado de participar por medio del poder coercitivo la mujer asumió un rol principal en los campos de refugiados como encargada de construir todo el entramado de los campamentos desde la construcción de jaimas hasta la designación de actividades para reactivar la vida comunitaria. La mujer tuvo la oportunidad de participar libremente en todas las áreas, sentando bases para el rol que desempeña en la actualidad.
Hoy en día, la mujer saharaui representa una pieza fundamental para la comunidad Saharaui. Las saharauis desempeñan un papel importante, tanto en el sector de producción económica como en las estructuras políticas y administrativas del país.
Actualmente, la cuota mínima de participación en el Parlamento es del 24 por ciento de mujeres saharaui. Este alto porcentaje, dentro de los estándares de países árabes y africanos, representa una ventaja para las mujeres puesto que se pueden involucrar en la toma de decisiones del gobierno sin ser rezagadas. En otro sentido difiriendo de gran manera a la gran mayoría de países árabes, es el rol de la mujer en la educación. La importancia que se le da a la educación de las mujeres y su participación en la misma se ve reflejado en el bajo porcentaje de analfabetismo. Como nos comenta Margarita Ozonas Marcos en su escrito, “Actualmente el 90% de la población es alfabeta, el 100% de las mujeres menores de 40 años tiene estudios, y el 80% del personal que trabaja en el sector de la educación son mujeres.” Además de que existen diversos centros educativos donde las mujeres pueden recibir una formación laboral que les facilite su incorporación al sector económico. En el aspecto más tradicional la mujer no es limitada para interactuar con personas del sexo distinto, contrario a lo que se vive en otros países musulmanes. Como vimos desde la época precolonial la mujer ha sido la anfitriona en el hogar recibiendo a hombres y mujeres por igual sin importar el parentesco de los mismos. En países como Arabia Saudita, esto es altamente prohibido por la Sharia.
En la vida cotidiana la mujer es considerada por igual y a pesar de lo breve que es la constitución de la RASD, reconoce ciudadanía plena a las mujeres sin distinción alguna con respecto a los hombres y en el artículo 30 nos podemos iluminar del reconocimiento por parte del Estado en la participación de las mujeres. “El Estado velará por la protección de todos los derechos políticos, económicos, sociales y culturales de la mujer saharaui, y se asegurará de su participación en la edificación de la sociedad y en el desarrollo del país”.
Las mujeres saharauis representan un status inusual para el mundo musulmán. Siguiendo la religión como tradición esta no ha sido utilizada como pretexto para limitarlas en su desarrollo pleno y el sector legal como social favorece que esto sea una realidad. Son un claro ejemplo que nos demuestra que la religión musulmana no es causa directa de la opresión a las mujeres.
Debemos entender que en realidad, como muchas feministas musulmanas lo han expuesto, la represión se origina por la falta de una estructura jurídica eficiente por parte del estado donde se establezcan y respeten debidamente sus Derechos Humanos como mujeres, al igual que una sociedad consciente de la importancia de una participación equitativa entre hombres y mujeres.
Fuente: spsrasd
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