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El debate sobre la islamofobia vuelve a Europa

Tras el reciente atentado contra la revista francesa Charlie Hebdo, en París, se ha reabierto el debate sobre la religión musulmana, siempre latente, pero ahora más intensificado. Mientras unos apuestan por un mayor control de los creyentes del Islam y se muestran más desconfiados que nunca, otros reafirman que es la religión de la paz y que se trata de una necesidad de distinguir entre el musulmán y el terrorista.

El pasado miércoles, 7 de enero, la sede del semanario satírico Charlie Hebdo sufrió un atentado por parte de dos terroristas yihadistas de nacionalidad francesa y origen argelino. Dos jóvenes, criados en Francia, supuestamente vigilados por los servicios de inteligencia debido a su labor de reclutamiento y formación de nuevos combatientes para Alqaeda. Un atentado que provocó tres días de terror en la capital francesa y 17 muertos.

El desenlace de este acontecimiento ha conmovido a la comunidad internacional y sobre todo a los defensores de la libertad de expresión. Un hecho que motivó que el pasado domingo, 11 de enero, más de tres millones de personas acudieran a la “marcha republicana contra el terrorismo” en París. Una manifestación no aislada, ya que diversas ciudades del mundo se sumaron a la protesta.

La preocupación de la sociedad
Este atroz suceso ha despertado en la sociedad europea la preocupación por su seguridad. En algunas ocasiones este miedo se ha llevado al extremo, provocando agresiones a mezquitas y a los propios musulmanes. Así lo explica Natalia Andújar, vicepresidenta del Instituto Islámico Halal: “Desde entonces ha habido cinco casos de terrorismo contra los musulmanes, pero a los medios de comunicación no les interesa visualizarlo. Cuando se atenta contra una mezquita se dice que es un acto vandálico o un incidente”, explica Andújar. Según el Instituto, los musulmanes están sufriendo un racismo palpable tanto en las redes sociales como en la calle, “insultos y humillaciones públicas cuando se ve a una mujer que lleva velo”, añaden.

Fátima González (nombre ficticio por preferir el anonimato), joven de madre francesa y padre de origen saudí, comparte esta misma visión, asegurando que “marginación, discriminación y racismo van a provocar que lleguemos a un extremo en el que nos comportaremos de forma de forma tan violenta como los terroristas”.

Gran número de representantes políticos han dejado claro que este hecho no tiene nada que ver con la religión, como por ejemplo la canciller Angela Merkel, Erdogan o el mismo François Hollande, y alertan contra “los fanatismos y separatismos” que este suceso pueda llegar a provocar. Sin embargo, parece que ciertos grupos occidentales culpabilizan de lo ocurrido al Islam.

Posturas encontradas
“Yo lo veo desde dos puntos de vista, el árabe y el francés” asegura Fátima. “Hay gente que antes no estaba de acuerdo con lo que el Frente Nacional proponía, y el miedo está haciendo que empiecen a verlo con buenos ojos”. Afirma que le preocupa el poder que el partido de Marine Le Pen pueda adquirir a raíz de esto. Además, cree que los medios de comunicación franceses se encargaron de crear una alarma social y que se comportaron como si la situación después de los atentados fuera de un peligro mucho mayor al que realmente existía. Por otro lado, asegura que “Francia había sido, hasta ahora, un país donde las cadenas de televisión eran independientes. Ahora los contenidos parecen propaganda a favor de Marine Le Pen”.

Este miedo por parte de la sociedad occidental a que hechos similares vuelvan a repetirse puede llevar a una generalización de la islamofobia. En España estamos ya ante este fenómeno, según explica Natalia Andújar, “en los últimos análisis y estudios vemos como la islamofobia está aumentando y de una forma muy rápida”. Sin embargo hay gente que defiende esta postura, como explica David Hernández, delegado del Partido España2000, el cual se autodefine como un partido de carácter social y patriota que defiende los derechos de los españoles ante las agresiones, tanto de los respectivos gobiernos nacionales como de las amenazas exteriores. Según expone Hernández, “los valores del Islam son completamente distintos a los de la sociedad occidental, por lo tanto son ellos los que no quieren formar parte de esta. El problema es el Islam, no las políticas europeas”. Considera, además, que el Islam es una lucha habitual contra Occidente, que ahora está armada y que la propia religión llama a ejercer la violencia.

No obstante, el instituto Halal condena y rechaza el terrorismo yihadista y explica que hay que diferenciar entre el Islam, la religión de la paz, y el terrorismo que lo utiliza para sus fines. “De hecho, el perfil de la mayoría de los suicidas en los atentados no coincide con practicantes, son gente que se dedicaba la droga, a robar, etc.”, según Natalia Andújar, que a su vez aclara que se trata de gente que no se ha integrado, con una personalidad débil y cualquiera con estas condiciones podría caer. “No son fieles al Islam”, sentencia la vicepresidenta.  Fátima coincide con estas afirmaciones: “¿Acaso todos los musulmanes son terroristas?”. La joven asevera que los musulmanes son distintos entre ellos, en mayor o menor grado, y plantea la necesidad de distinguir entre unos y otros.

 “No existe una diferencia entre el islam moderado y otro radical. Pueden ser moderados con sus apariencias al exterior pero el Corán llama a sus fieles a la lucha armada, incita la violencia”, contradice Hernández.

Estas afirmaciones no tienen nada que ver con lo que dice el libro sagrado de esta religión, explica Sami Elmushawi, responsable de comunicación del Centro Cultural Islámico (CCI) de Madrid. Él mismo explica que “el Islam defiende la prudencia, las buenas palabras y la buena exhortación, en ningún epígrafe se menciona la violencia”. Desde el CCI afirman que la  manera de entender el Islam de estos grupos terroristas es rechazada por el 90 % de los creyentes: “Condenamos a quien mata”.

El debate sobre la islamofobia en España
Estos días el debate en torno a la islamofobia está más presente que nunca en la opinión pública, tras los atentados de París. En España nos encontramos ante dos posturas claramente diferenciadas. Algunos, como el Instituto Islámico Halal, creen que este fenómeno está creciendo y que “los medios de comunicación tienen gran parte de responsabilidad al usar la terminología inadecuada”. Su vicepresidenta afirma que “están propagando el odio contra los musulmanes” hasta el punto de violar un derecho fundamental y constitucional como la libertad religiosa y al culto.

Fátima, sin embargo, opina que “España no es un país racista, si hay algún caso será muy puntual. La gente aquí está muy integrada, desde luego más que en Francia”. Por otra parte, otros defensores de esta postura, como Elmushawi, sentencian que el pueblo español es un pueblo que entiende y que sabrá distinguir entre unos y otros.

Por Ebbaba Hameida Hafed y Lucía Blázquez Vizuete

Fuente: ccinf.es


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