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EL SÁHARA DE LOS OLVIDADOS اِل ساارا دي لوس اُلبيدادوس




"Háblale a quien comprenda tus palabras"
"Kalam men yafham leklam"

Mabruk al-id. Feliz día de pascua

La distancia es dura y a veces incomprensible. Días como hoy uno querría aterrizar en mitad de las jaimas de su familia, en donde días antes habían estado de preparativos.

Es el “cordero” “id aldha” y se celebra por todo lo alto. Por un lado están las compras de la ropa que se estrenará hoy, y eso conlleva ir al zoco una y mil veces, mirar, remirar, llevarlo a casa y descambiar, en definitiva es el ambiente que se crea y que por mi parte envidio a quien hoy lo puede contemplar.

Por otro lado, el cordero que la familia va a sacrificar; ese que la noche anterior la pasó chillando en el patio mientras despierta la inquietud de los niños deseando estrenar su nueva vestimenta, mientras los adultos unos se afeitan, otros se colocan la daraf y la melhfa y ahora sí,  todos guapos y arreglados toca ir a rezar. El olor a incienso se vuelve cada más dulce, se respira paz, tranquilidad, y sobre todo fraternidad entre los miembros de la familia y los vecinos que por allí se pasan para intercambiar saludos y buenos deseos. La wilaya es el punto clave para unir a hombres, mujeres, ancianos e incluso niños para seguir las oraciones que un Imán va a recitar, no recuerdo exactamente la cantidad de personas que allí podían verse y reencontrarse, pero si recuerdo el contagio de alegría que por allí se respiraba.

La vuelta de los rezos se convierte en un  largo camino, con paradas entre medias para seguir saludándose y felicitándose unos a otros, y una vez reunida toda la familia, ahora sí, toca disfrutar de una rica comida y a decir verdad, la compañía es quien da la nota de una fiesta que, aunque este físicamente lejos, contemplo como si estuviera allí mismo. Recuerdo cada detalle de ese día, aún siendo mi última vez hace más de 9 años, lo recuerdo con nostalgia, con alegría y sobre todo con emoción. Es un día especial, un día al año en el que se dejan atrás los rencores y se estrechan las manos porque donde reina la paz, el amor está servido.

Por Benda Lehbib Lebsir.
Imagen de Jalil Mohamed

Fuente: 1saharaui

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