Ni banderas a media asta ni minutos de silencio por una tragedia que no ocupará titulares ni reflejará el drama que ha supuesto para las familias saharauis y españolas este accidente en el campamento de El Aaiún.
Estoy indignada. El dolor y la tristeza son emociones que serán constantes en el futuro cada vez que recuerde tu pérdida, pequeño. Encuentra la pena un lugar en mi corazón y dan paso a mi racionalidad que está furiosa y frustrada porque ningún informativo ha contado vuestra tragedia. Desayuno cada día con accidentes mayores y menores de países próximos y otros no tanto. Con todas las pérdidas humanas empatizo y agradezco nuestro bienestar. Pero en estos días, se agudiza la percepción de olvido que, como un manto negro, pesado y desgastado, tapa la realidad del pueblo saharaui en todos los sentidos.
El titular que nunca se publicará contaría que "14 PERSONAS FALLECEN Y 3 PERMANECEN INGRESADAS EN ESTADO GRAVE TRAS UN CHOQUE FRONTAL DE DOS VEHÍCULOS EN EL CAMPAMENTO SAHARAUI DE EL AAIÚN". Pero no, hay muertos de primera, segunda y luego estáis los muertos en el olvido. Mi pésame para todos, pero por vosotros los olvidados lloro y me rasgo las vestiduras del alma como lo estará haciendo tu madre y todas las personas que te han querido y quieren.
Varias familias destrozadas para siempre porque allí, donde no hay nada más sagrado ni valioso por lo que sobrevivir y vivir que los seres queridos, perder trágicamente a un hijo, un hermano, un sobrino... es algo insuperable e insufrible. Aquí tenemos un futuro, expectativas, sueños, planes por los que salir adelante y seguir, pero vosotros que vivís por haceros felices los unos a los otros ¿qué os queda tras una tragedia así? Ni un abrazo os puedo hacer llegar, ni nuestra compañía, ni unas flores, nada... Solo mi voz entrecortada por vuestros llantos constantes que bañan de pena mi alma y desdibujan tu sonrisa poco a poco, lágrima a lágrima.
Este verano te echaremos de menos tanto que me desgarra pensarlo. Ojalá tu hermana Barca pueda venir y disfrute de unos meses maravillosos como hacías tú. Ojalá. Adiós a 12 añitos de una vida feliz e infortunada. Te han acompañado los problemas de salud y la mala suerte, pero cualquiera que te haya conocido recuerda tu gran sonrisa, calidez y simpatía. Una enorme sonrisa blanca flúor del desierto que se queda como recuerdo para todos los que te hemos conocido y querido. Allá donde viajen los ángeles deseo que haya agua para que te bañes, surfees y rías y una bici de trail en la que juegues horas y horas.
Un abrazo infinito Laexan, de parte de toda tu familia española que te llora y recordará para siempre.
Por Mónica de la Parte
Fuente: eldiario.es
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