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IV Centenario Cervantes: Mi Quijote cabalga en Tiris

Ilustración del artista saharaui Fadel Jalifa

Como saharauis que hablamos, pensamos y hasta soñamos en español, con motivo del IV centenario de la muerte de Miguel de Cervantes, a lo largo del mes de abril realizaremos nuestro pequeño homenaje al gran escritor. Esta entrada ha sido escrita por el poeta Bahia Mahmud Awah, miembro de la Generación de la Amistad Saharaui.

Mi Quijote cabalga en Tiris
Mi admiración por “Alonso Quijano el Bueno”, pese a que el Instituto Cervantes no ha tenido la imaginación de que yo hablaría su idioma en los confines de la nada, en donde se camina y no hay huellas y se habla y todo es prosa y se escribe y todo es versos de arena y versos de madera… No tuve yo la culpa de aprender su idioma en un cuartel militar, ahí donde estaba mi escuela…

Tampoco me arrepiento de lo que aprendí con mis maestros, y con mis monjas vestidas de blanco, a las que escuchaba fascinado cómo pronunciaban mi apellido, “Mahamud”… o el nombre de mi pueblo “Auserd”, me encantaba cuando alguien les preguntaba y ellas respondían… “son nuestros hermanos de la provincia del Sahara”.

Desde entonces ha corrido el tiempo y en los días que se celebraba el cuatrocientos aniversario de la obra cumbre de Miguel de Cervantes Saavedra, nacían las primeras, pequeñas pero tan grandes, obras literarias en lengua española de unos poetas saharauis.

Y me pregunto si es una casualidad mi intención de homenajear al ilustre maestro que nos embrujó con su idioma en el desierto, o es que estoy atraído por los mejores versos jamás compuestos en lengua española en mis tierras saharianas. Volví a repasar la historia por si encontrara esa razón que inevitablemente está presente como identidad compartida entre metrópoli y colonia…

Mi memoria, aún fresca, guarda el olor de mis primeras cartillas de parvulitos donde se recogían casi todas las asignaturas: lengua, religión,  ciencias,  geografía… y con todo esto se me hace muy familiar el aniversario y más cuando leo que estuvo encarcelado muy cerca de nosotros el hombre por el que gracias a su idioma nos identificamos como el pueblo árabe africano de habla hispana.
Pero siento que alguien nos está ignorando… no fueron nuestros maestros ni las monjas ni el mismo Miguel de Cervantes si estuviera entre los que somos testigos del Cervantes del siglo XXI.

Creí mucho en la fuerza de tu imaginación, nunca dudé de tu inmenso alcance e influencia entre nosotros los habitantes del Sahara, y traté de recrearte e imaginarte en el desierto, ensillando tu rahla(1) al lomo de un flaco corredor, al que llamarías Yamali Labiad(2), y con tu inseparable escudero que te seguiría con su domada y bajita saidah(3) de carga.

Te vería vestido de gala con dos darraas, blanca y azul, que destacarías con edjnaid(4) cruzadas sobre tu pecho, único yelmo que usaban los caballeros andantes saharianos. Y cuántas veces te imaginé librando encarnizadas luchas contra gigantes de vientos y caballerías de espejismos, proyectados por pequeñas piedras que se vislumbran desde lejos en los calurosos días del desierto.

De reino y patria, en lugar de La Mancha, tendrías los montes de Leyuad, famosos por sus cuentos de misterios diabólicos y leyendas entre los pastores de Tiris, tierra de muchas fábulas.

Entonces ya te asimilaría como un patrimonio que también es de los hombres del desierto y en vez de creer haber leído que habías nacido en una casa medieval de Alcalá de Henares, diría desde tiempos remotos: “he aquí la jaima negra hecha de pelo de dromedario y erguida sobre dos largas rkayis(5), el hogar donde nació el genio sahariano Miguel de Cervantes”.

Y que en tu andar habrías atravesado Uad Saguia6, y que en cuatrocientos días de caminar de los dromedarios(7)  alcanzarías Adrar Labyad(8), retomando la marcha después de dos días de descanso para abrevar tu yamal9.

Aquí, te vería cambiando de dirección atraído por la jabar(10) que venías oyendo en tus encuentros con pastores y dayarin(11)  hacia el centro de la vida beduina de Tiris, los frig de los eruditos, los juglares, los caballeros andantes, los guerreros, las bellas y muy deseadas doncellas, igual podrías haberle entregado el corazón a una dulce Fatma de Tiris.

La tierra de los poetas seguro te habría inspirado la obra cumbre entre los hombres del desierto que tanto afán tuvieron por aprender y leer tu magna obra literaria… ya me estás trayendo a la memoria versos sobre ese lugar por el que yo te imagino caminar:

Tierra de corazones,
de hombres del verbo,
poetas y anónimos eruditos.
…en la cueva de un corazón
hay damas con ojos de arco iris
y umbrosas pestañas,
paisajes de aire indeleble,
Matusalén, pan y rebaño
…Leyuad, alma de Tiris,
santuario de magnánimos,
leyenda de fantasmas,
cazadores de arco y flecha.

Y no dudaría en haberte visto enfrentándote al gigante que nuestro poeta Limam describe en estos preciosos versos:

Gigantes de luna
sentados en sus tumbas
esperando al espíritu
que vela su eterno sueño.
¿Dónde rezaban sus plegarias
a esa soberbia belleza?

Y encontraríamos esculpido en tu mansba(12), “que acreditó su ventura, morir cuerdo y vivir loco”, cuando ya en paz descansaras en una magbara(13) de nuestros muertos vivos. Seguro que en paz descansa tu alma como decimos, alah yarhmac(14).

(1)Rahla: montura del camello para el hombre.
(2)Yamali Labiad: nombre preferido por los caballeros saharauis para nombrar su mejor dromedario de montura.
(3)Saidah: dromedaria estéril que se doma para la carga.
(4)Edjnaid: correaje que se ponían los caballeros saharauis alrededor de la darraá.
(5)Rkayis: palos sobre los que se monta la típica jaima saharaui.
(6)Uad Saguia: el río que atraviesa El Aaiun y desemboca en el Atlántico.
(7)Cuatrocientos días de caminar de los dromedarios: expresión utilizada por los caballeros saharauis para medir las distancias recorridas por los camellos en un viaje.
(8)Adrar Labyad: zona de Tiris muy famosa por sus dunas y sus piedras blancas .
(9)Yamal: dromedario.
(10)Jabar: noticia que corre de boca en boca.
(11)Dayarin: buscadores de camellos.
(12)Mansba: lápida en la tumba de los saharauis que identifica a quien está enterrado.
(13)Magbara: cementerio.
(14)Alah yarhmac: que Dios bien te acoja.



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