¡SAHARAUI, SAHARAUIA, EIDA FEIDAK LILHURRIA! (tu mano junto a la mia hasta la libertad) ¡Rompamos el bloqueo informativo. Derribemos el Muro de Silencio! ¡LABADIL, LABADIL, AN TAGHRIR ALMASSIR! (No hay otra opcion que la autodeterminación)

EL SÁHARA DE LOS OLVIDADOS اِل ساارا دي لوس اُلبيدادوس




"Háblale a quien comprenda tus palabras"
"Kalam men yafham leklam"

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Pasajes del libro “Tiris, rutas literarias”: Aporte a la bibliografía nacional saharaui


Por Bahia M.H Awah / Foto: BMA / Y..¿Dónde queda Sahara?

(…) La bibliografía colonial registró muchas historias de viajes sobre el Sahara Occidental, que escribieron y protagonizaron destacados expedicionarios españoles y franceses. Tuvieron lugar en distintos periodos del dominio colonial y con anterioridad a éste; ninguno fue de índole estrictamente literaria, que investigara en exclusividad el verso saharaui, su historia y sus personajes. Ya hice mención a una conversación que tuve con Mohamed Uld Rahel[1] en la que me contaba que a principios del siglo XX se habló de un sabio que llegó a Tiris procedente del este, posiblemente un sabio de Sudán o Egipto, atraído por la historia de esta tierra y sus poetas. Pero es un mero dato que no aparece en ninguna bibliografía que no sea la de transmisión oral. Dicho esto, ‘Tiris, rutas literarias’ es un comienzo y un final, que me conduce al proverbio saharaui que reza “al viajero no se le pregunta cuánto tiempo ha tardado, sino qué es lo que ha traído [de beneficioso] de su viaje”.


Cuando los investigadores Juan Carlos Gimeno, Juan Ignacio Robles y Vivian Solana me propusieron el viaje a Tiris, me dije: “este es el momento, ahora o nunca”. Pensé en el vacío literario que arrastran las nuevas generaciones en relación a la literatura saharaui y sus ilustres guías, poetas y eruditos y recordé que había asesorado en sus tesis a varios estudiantes saharauis en el extranjero, que necesitaban de la información que he vertido en esta obra.




El ATS, “El médico del éxodo” Mohamed Embarec Facal-la


Por Bahia MH Awah / Foto cedida por Hasana Emhamed / Y..¿Dónde queda Sahara?

Corría el año 1976, principios de la guerra en el Sahara Occidental. España acaba de abandonar el territorio y Marruecos y la Mauritania de Mojtar Uld Dadah anexionaban militarmente al país.

Yo era menor de edad y me encontraba formando parte de los primeros flujos del éxodo huyendo hacía un lugar seguro, como me habían indicado mi madre y mi hermana. Un día después me recogió una unidad de combatientes del Frente Polisario, y me confiaron a una familia que me acogió en Gleibat Legleya; me trasladó con ella pasando por el pueblo  de Gleibat El Fula, desde donde nos dirigimos a la localidad mártir de Um Draiga. En el tercer bombardeo de la aviación marroquí a esta localidad estábamos cerca del monte Ziza, y todos los miembros de la familia nos apresuramos a escondernos de los aviones debajo de unas frondosas acacias, momento en que me hirió el ojo derecho las afiladas espinas de una talha[1] donde buscaba protección. En aquellas circunstancias adversas no había ningún remedio para mi herida. Estuvo sin cura varias semanas durante la dificultosa huida hacia la ciudad argelina de Tinduf[2].

En una parada en las fronteras de Argelia, en un lugar conocido como Adam Soixante-quinze[3], recibí la primera atención de un sanitario. Me dijo “mañana cuando llegues a Rabuni, que te vea el médico Mohamed Embarec. ”No sabía quién era el “médico”, me lo imaginaba como un especialista argelino que atendía a los primeros heridos y enfermos de los refugiados.

Ese día me presenté frente a unas tiendas de campaña de poliéster color azul, con el logo de Croissant-Rouge algérien. Allí estaba un hombre que frisaba los sesenta años, de barba medio canosa, bien poblada y con una sonrisa constante que no perdía a pesar de la pipa de tabaco saharaui que mordía entre sus dientes.




Exilio II, [a los desamparados refugiados]


Texto: Bahia Mahmud Awah / Ilustración: Fadel Jalifa

Exilio II, [a los desamparados refugiados]

Van huyendo de la guerra
y en su evasión a la muerte
les guían a la entrada de una calle ciega.

A veces son confinados en las cloacas
de un viejo bergantín,
a veces caen en manos de inmundos
mercenarios del capital.

A veces en cayucos son rebotados a la mar
para deshacerse de sus mermados cuerpos.

Niños,
mujeres,
ancianos derrotados 
por el más triste dolor.

El hambre y el exilio que les aleja de la muerte
es la única recompensa en la vida.




Bujari Uld Ahmed Uld Barikal-la: se ha ido un líder intelectual continuador de la doctrina anticolonial africana


Fuente: Y..¿Dónde queda Sahara? / Foto: Bahia MH Awah / Texto: Bahia Mahmud Awah: [Se nos ha ido el intelectual y líder de la doctrina anticolonial africana, Bujari Ahmed]

Anoche soñé con él, –me visto que voy adonde la familia–, así, sonriente, se despedía de nosotros dejando vacía su estera…

De muy temprana edad el tristemente desaparecido líder saharaui Bujari Ahmed fue seguidor de La Escuela anticolonial africana de Nelson Mandela, Kwame Nkrumah, Patrice Lumumba, Oliver Tombo, Agostinho Nheto, Hauari Boumediene, Julius Nyerere, Amílcar Cabral, entre otros.

En 1972 Bujari cursaba el tercer año de Derecho en una universidad de la metrópoli y mantenía su colaboración con la revista Irifi del instituto General Alonso de la ciudad de El Aaiun; aún no había nacido el Frente Polisario en aquellos años. Bujari entonces filtraba de manera solapada en la revista su sentir nacionalista anticolonial.

“Solamente la juventud que va a las escuelas, a los institutos o a las universidades, puede tener conciencia de su misión. Se necesita una juventud que tenga las manos desatadas, pues no se puede trabajar en una obra de arte con una camisa de fuerza”. (Irifi-1972)

En aquellos momentos el dominio colonial español se encontraba en su máximo apogeo doctrinal. Ayer noche mientras intentaba digerir la triste noticia de su marcha, estuve recordando momentos de años atrás, cuando intercambiaba con él correos que él me respondía desde Nueva York. Investigaba datos sobre su generación, la de “El 73 Saharaui”, un tema que más tarde recogí en mi libro “El sueño de volver”. En ese momento me acordé de cómo otros dirigentes de su misma generación sentían la tristeza cada vez que alguno de ellos se consumía en aras de los firmes principios de lucha que abrazó inequívocamente su generación. Como el caso de Hamada Uld Mohamed Luali, caído en la batalla de Edluu, en Guelta Zemur, el 29 de diciembre de 1980; un día que fue calificado por el entonces ministro de defensa y actual presidente  de la República Saharaui, Brahim Ghali, como يوم اسود و ملعون “un día negro y maldito”.

Las redes estaban desorbitadas ante la confirmación o el desmentido de la noticia de su fallecimiento; los internautas saharauis y del movimiento solidario no querían creer en la desconsolada noticia de la 
Desde hace muchos años y a raíz de conocerle en persona me atraía por su intelecto. Recordé un archivo que abrí para recoger sus certeras frases en español.muerte del hombre que cautivaba a todos con su discurso, su mirada, sus pausas y sus sentenciosas frases en la lengua de Cervantes y en hasania, con las que dejaba sin argumentos a sus contrincantes. Mientras buscaba una confirmación definitiva, apareció un cable de la agencia nacional saharaui que confirmaba la terrible noticia. “Un gran y prestigioso diplomático que dedicó su vida al servicio de la causa nacional”. Y recordaba sus infinitas cualidades como dirigente. “Era conocido por su habilidad diplomática y su conocimiento de la cuestión saharaui y el lugar que ocupa  en las relaciones internacionales, especialmente a nivel de la ONU”.




El tidinit y la africanidad saharaui


Texto y foto: Bahia Mahmud AwahY..¿Dónde queda Sahara

El componente cultural es uno de los elementos antropológicos que resulta diferenciador para el Sahara con respecto a otros países del norte africano, como Marruecos, Argelia, Túnez y Libia. Hago hincapié en la lengua hasania y su literatura, la vestimenta africana la darraá [1], la melhfa [2], la música houl o El houl [3] y sus instrumentos, el tidinit [4], el ardin [5] el tabal [6] y la neifara [7].

Sin embargo, la presencia de estos rasgos en algunas geografías transfronterizas se ha convertido en un puente de unión entre África del Norte y África subsahariana. Estos rasgos culturales específicos de la cultura saharaui y mauritana son un nexo donde convergen varias culturas, la árabe, la africana y la hispana, esta última con la introducción de la guitarra española en la música saharaui en el siglo XX.

El clásico griot mauritano, Sidahmed Uld Ahmed Zeidan, nacido en la región de Tembedgha en El Haud Eshargui de Mauritania en 1945 y conocido como uno de los grandes clásicos de la música tradicional hasaní, explica que el tidinit tiene su origen en el laúd árabe original y fue creado por el músico iraquí Ishagh Almufsali. Más tarde este instrumento pudo llegar a la música del África negra a través de un discípulo de Ishagh llamado Zariat.

El tidinit está considerado entre los grandes clásicos de la música mauritana como “símbolo de la historia” para las culturas hasaníes, es decir Mauritania y el Sahara Occidental, porque era su voz de arenga patriótica ante las gestas y epopeyas que cantaban los igauen [8] y los juglares para ensalzar a los bravos guerreros anticoloniales y en épocas de batallas intertribales.

El tidinit tiene cinco cuerdas, denominadas تشبطن tishibten. Según cuenta Uld Ahmed Zeidan en sus orígenes tenía cuatro cuerdas y el propio Ishagh Almufsali fue el que añadió una quinta cuerda de color rojo elaborada de seda, a la que llamó  وتر الدم wáter Edam, “cuerda de sangre”. Esto sucedió durante la época de los  العبسين Abasies, finales del mandato del califato de Harun Arashid años 786–809.




Murió el poeta…


Por Bahia M.H Awah / Texto de Mohamed Salem Abdelfatah, EBNU / Foto de archivo /  Y..¿Dónde queda Sahara?

Murió el poeta, lejos del hogar, como diría el poeta del poeta que murió desterrado, lejos de la patria, lejos de un patio de Sevilla y de un huerto claro donde madura el limonero.

Hace unos pocos meses en los Campamentos de Refugiados Saharauis, lejos de su querida tierra, lejos de Saguia el Hamra, perdió la vida el gran poeta saharaui Beyebuh. El camello blanco que lo aguardaba para su último viaje emprendió la marcha hacia la eternidad.

La última vez que le vi estaba durmiendo, fui a despedirme porque al día siguiente me iba de viaje, saludé y entré. El poeta estaba tendido de costado y llevaba una darraa blanca. A su lado había dos mujeres que vestían de negro, me senté e intercambié unas palabras con las mujeres. Una de ellas quiso despertarlo pero le sugerí que no lo hiciera, por nada iba a interrumpir el descanso del poeta y más en el estado en que se encontraba. Por aquellos días la salud del poeta se había deteriorado y me pareció que un rato de descanso era más importante que cualquier duda que yo tenía sobre algunos términos de su poesía, a pesar de que en un encuentro anterior acordamos que pasaría a ver si era posible que me explicara algunas cosas, sumado a que mi egoísmo añorara disfrutar de su grata y siempre enriquecedora compañía.

Me levanté, me despedí de las mujeres y les pedí, que por favor me despidieran del poeta y que le transmitieran mis deseos de una pronta recuperación.

Y cuál es tu nombre, hijo, preguntó una de las señoras.

Soy hijo de Beyebuh. Díganle  que vino a verlo Uld Beyebuh.

No te falta razón, todos somos hijos de Beyebuh, dijo la otra mujer.

Beyebuh ha sido y lo seguirá siendo, el padre de todos los saharauis, desde que decidió dedicar su poesía exclusivamente a la revolución del 20 de mayo y la lucha del pueblo saharaui por su libertad.




Trans-Afrohispánismos: Puentes culturales críticos entre África, Latinoamérica y España


“Trans-afrohispánismos: Puentes culturales críticos entre África, Latinoamérica y España”. Obra de varios autores editada recientemente en la Universidad de Guelph, Ontario, Canadá.


Trans-afrohispanismos: Puentes culturales críticos entre África, Latinoamérica y España es una aproximación innovadora a los Estudios Afrohispánicos. Destaca las conexiones entre gentes, territorios y medios de expresión en la confluencia de África y el mundo hispánico.

Los colaboradores del volumen aportan perspectivas desde sus respectivas especializaciones a reflexiones sobre interacciones transculturales en diversos contextos. Estos incluyen Guinea Ecuatorial, el Sáhara Occidental, España, Marruecos, comunidades de afrodescendientes en América Latina y los espacios transnacionales originados por las tecnologías digitales y la migración.

Este libro ofrece una visión más amplia de los Estudios Afrohispánicos. Adicionalmente, sirve de modelo de investigación en un campo cuya seña de identidad es la movilidad de gentes y conocimientos.

La autora de este estudio académico es Dorothy Odartey-Wellington, Ph.D. (1997), Universidad McGill, es profesora titular de la Universidad de Guelph, Canadá. Es autora de Contemporary Spanish Fiction: Generation X (U of Delaware Press 2008) y de varios trabajos científicos sobre la expresión creativa española y afrohispánica.

Esta nueva obra cuenta con trabajos de varios académicos de distintas disciplinas en las ciencias sociales de diversas universidades norteamericanas y europeas: Joanna Allan, Eduard Arriaga, Antonio Becerra Bolaños, Justo Bolekia Boleká, Julia Borst, Milagros Carazas, Dosinda García-Alvite, Maya García de Vinuesa, Gloria Lara Millán, Alain Lawo-Sukam, Bahia Mahmud Awah, Dorothy Odartey-Wellington, Elisa Rizo, Nayra Pérez Hernández, Juliane Tauchnitz and Kofi Yakpo.




Bobih


Por Bahia M.H Awah / Texto de Conchi Moya (Periodista y escritora madrileña colaboradora invitada) / Ilustración de Fadel JalifaY..¿Dónde queda Sahara? 

– ¡Que venga Bobih! ¡Quiero que venga Bobih! ¡Quiero escuchar su voz!

– Este bebé no va a nacer hasta que mi nieta escuche cantar a Bobih… – se lamentó la comadrona.

Mariam chillaba con desesperación en la jaima donde estaba dando a luz. Era su cuarto hijo pero nunca había pasado por un alumbramiento tan accidentado. Un parto era algo muy serio, y por mucho que hubiera imaginado antes de ser madre el dolor que conllevaba, jamás se había acercado, ni de lejos, al desgarro que suponía traer a un hijo al mundo. Pero siempre había contado con la mejor comadrona, su abuela. Y su buen estado de salud y la finura de su cuerpo habían resultado decisivos para que sus tres experiencias anteriores no hubieran resultado insoportables.

Tampoco había pasado por sobresaltos en sus otros embarazos. A la emoción que sintió durante el primero, le siguió el miedo a un dolor ya conocido que experimentó en el segundo y finalmente la placidez que le dio la veteranía del tercer embarazo. Pero se había sentido rara desde que supo que se encontraba en cinta por cuarta vez. Una sensación extraña, no sabría explicarla, que no le había abandonado durante los nueve meses. Ella, que era en extremo juiciosa y tranquila, había vivido en una constante agitación. Se sentía vulnerable, caprichosa e irascible. Tenía constantes antojos; le apetecían las comidas menos convenientes, los perfumes más empalagosos y vestir melhfa de la mejor calidad. A su Hamdi, que bebía los vientos por ella y la quería hasta la adoración, le costaba un gran esfuerzo disimular la impaciencia que le producían sus extraños deseos. Sólo se sentía satisfecho gracias a la desconocida concupiscencia que devoraba a la recatada Mariam. Aquel giro en sus hasta entonces correctas relaciones era una novedad bienvenida por él.

Pero aquella petición iba más allá de lo aceptable. La exigencia de que Bobih, la voz más admirada en Auserd, acudiera a la jaima donde tenía lugar el alumbramiento, era algo nunca visto.




El último erudito del cielo


Por Bahia M.H Awah / Texto: Ali Salem Iselmu, escritor, poeta y periodista saharaui / Ilustración: Fadel Jalifa, pintor saharaui de fecunda obra / Fuente: Y..¿Dónde queda Sahara?

Cuando lo vi estaba temblando de frío, tenía la cara cansada después de una larga noche en la que se quedó sólo sujetando las cuerdas de la jaima, en aquella tormenta de arena.

Él conocía de memoria cada estación. Sabía que las estrellas cuando caían inclinadas al sur, anunciaban los vientos del Este que solo traían una arena oscura y espesa en la que nadie podía orientarse.

Cuando él perdía toda esperanza en aquel cielo, que había salvado a sus antepasados, entonces acudía a las palmeras de los oasis y empezaba a rezar con las manos abiertas, buscando milagro en el Este, sin olvidar nunca los vientos húmedos del Sur. Aquellos que traían el olor del agua y hacían correr a los animales, cuando intuían que una nube salvadora se precipitaba de aquel cielo lleno de colores enigmáticos.

En aquella confusión de nubes y tormentas, él miraba con la mano izquierda apoyada sobre su frente, haciéndole una pequeña sombra. Dirigía sus ojos al sur-este, oteaba el horizonte una y otra vez. Sabía que no podía equivocarse.

De su mirada dependía la vida de aquellos hombres que habían aprendido a observar e interpretar el cielo, pero él tenía la última palabra, el primer paso de aquella estirpe de hombres y mujeres.

Un error le suponía la vida o la muerte. Empezaba a caminar descalzo sobre la fina arena. Cuando se sentía perdido e inseguro. Cogía con su mano derecha un cuenco y bebía, hasta llenar su boca. Miraba al Este y expulsaba de sus labios un chorro de agua[1], para detener el viento de arena.




Publicación del libro “La Entidad Política Precolonial Saharaui en el ideario de la República Saharaui” de Bahia Mahmud Awah

Publicación del libro “La Entidad Política Precolonial Saharaui en el ideario de la República Saharaui” de Bahia Mahmud Awah


Se trata de la más reciente obra del escritor y antropólogo Bahia Mahmud Awah, fruto del trabajo de investigación realizado en el marco del Máster de Antropología de Orientación Pública de la Universidad Autónoma de Madrid. Con este libro el autor pretende ofrecer una respuesta a la bibliografía colonial, a la que critica por su omisión de las estructuras políticas precoloniales, en torno a las que estaban organizados los saharauis en el marco de Dawlat Albadia y su consejo Eid Arbain.

Prologa el libro el doctor en antropología Juan Ignacio Robles, profesor de la Universidad Autónoma de Madrid, despejando toda incertidumbre sobre el corpus de la obra con esta afirmación: “La pregunta que se plantea y a la que busca dar respuesta Bahia M. Awah es sugerente, provocativa, compleja, controvertida y necesaria para la fundamentación y legitimación del estado nación que el pueblo saharaui se dio a sí mismo el 27 de febrero de 1976 con la fundación de la República Saharaui Democrática, la RASD: ¿Existió una entidad nacional saharaui, previa a la colonización europea del territorio definida por la conferencia de Berlín de 1884-85?”.


Sobre las respuestas del autor a estos interrogantes el profesor Robles afirma que “Es evidente que la propia pregunta no es inocente.




Sueños del exilio

Lienzo del pintor saharaui Fadel Jalifa

Por Bahia M.H Awah / Ilustración: Lienzo del pintor saharaui Fadel Jalifa / Fuente: Y… ¿Dónde queda el Sáhara? / Texto: Mohamidi Fakala, escritor y periodista reflexiona en verso desde los campos de refugiados saharauis en el sur de Argelia.

Sueños del exilio
De esta reflexión en verso que surge desde el largo exilio que padece el alma del desterrado, caso del poeta Mohamidi y de los saharauis, quiero detenerme a pensar en lo escrito por Edward Said: “El exilio no es, después de todo, una cuestión de elección: uno nace en él y le sucede a uno. Pero dado que el exiliado se niega a mantenerse al margen de sus heridas, hay que aprender cosas. Él o ella deben cultivar una subjetividad escrupulosa (ni indulgente ni malhumorada)”.

Sueños blancos durmientes
en los párpados de la noche, temerarios,
delirantes, esgrimiendo las notas de un bohemio.

Despertar de trincheras a solas,
clamando los estribillos de granizos.

¡Ilusionistas héroes entristecidos!,
fuera de las horas de fulgores
con destello de candiles.

El dolor comulga en los tiempos,
aún sin miedo.

El borde del limbo se presta
con murmullos de sujetos desconocidos.

Océano muerto en el influjo
de lejanas olas desérticas con muros.

Un tambor de regocijo
colapsa el temblor de una tímida sonrisa.

Los balcones siguen llevando tu nombre,
y las grietas esconden una melodía
de violín enloquecido.

Corazón mudo ligado a la soberbia,
caldea inquieto el universo.




Leyuad, poema de Javier Andrada


Por Bahia MH Awah / Texto poema de Javier Andrada Alsina / Acuarela del pintor saharaui Fadel Jalifa / Fuente: Y..¿Dónde queda Sahara?

Artista transversal. Sus fotografías han sido publicadas en muy diversas revistas y editoriales: International Wildlife, Natural History, Geo, Airone, Grassdüinen, Tier, Natura, Periplo, Woman, Viajar, Microfisuras, Papers d´art, Quaders, Collins Editions, Omega...

“Leyuad montes míticos en la leyenda literaria saharaui. Cantados en mil y un verso en la memoria oral de la poesía hasania y español saharauis. Su nombre tiene significados: los generosos, los ilustres, los caballeros, los buenos anfitriones… también tiene sus leyendas diabólicas que forman parte de la narrativa oral saharaui. Me quedo con Leyuad”.
Bahia MH Awah.

“Mi deseo de conocer ese enclave mítico para los poetas saharauis”. Javier Andrada

Leyuad,
deseo que tus pastos nutran
la leche que me alimenta,
tus vientos ensanchen mi pecho,
tus arenas limpien mi cuerpo,
tus aguas sacien mi sed,
tu luz ilumine mi corazón.

Leyuad,
quiero que mi corazón forme
parte de tus galabba.

¡Ay¡ Leyuad,
y aún no te conozco.




El Sahara Occidental a debate en la London School Economics and Politic Sciencie, con el documental “Hijos de las nubes” y el escritor Bahia Awah


Texto: Bahia MH Awah / Fotos: L.H.M / Fuente: Y..¿Dónde queda Sahara? 

Decía el académico y antropólogo español Juan Carlos Gimeno, “donde hay un saharaui está el proceso de lucha del pueblo saharaui”. Y también en el mismo contexto de militancia intelectual, decía en verso el poeta e histórico polisario Biga Uld Baali al inicio del proceso de liberación nacional del Sahara Occidental.

التاريخ اتمش ينصاع          بيه اجيال اكتب بسباعو
و المناضل من لقتناع                  اكد احدد سراعو
Nuestra historia ha hecho
en su andar leyendas.
La nueva generación
ya sabe escribir más allá
de sus dedos.
Y el militante desde su convicción
sabrá acotar con determinación
expectativas e incertidumbres.

El pasado jueves 30 de noviembre, dentro del Spanish in Motion, un proyecto académico de la London School Economics and Politic Sciencie y en colaboración con el Instituto Cervantes en Londres y el Cañada Blanch Centre, fui invitado en calidad de escritor, realizador, antropólogo y poeta en el exilio para debatir con cientos de estudiantes y profesores sobre la película “Hijos de las nubes, la última colonia” realizada y dirigida por Álvaro Longoria y el actor Javier Bardem. La película fue premio Goya al mejor documental en 2013 y ganadora del X Festival internacional de Cine del Sahara, Fisahara en 2012.

“Hijos de las nubes, la última colonia” se proyectó en el Wolfson Theatre de la LSE abarrotado de estudiantes. La London School of Economics and Political Science, sede de este encuentro con la historia del pueblo saharaui, es una facultad de Londres, clasificada como una de las mejores universidades del mundo en ciencias sociales. Tras la proyección nadie pudo quedar indiferente ante el hilo que han escogido los realizadores de la película para contar la historia del proceso de liberación del Sahara Occidental y su trato a nivel de la comunidad internacional, asentada en su más funesta realpolitik, donde priman intereses de los estados frente al derecho de los pueblos y la legalidad internacional. “La realpolitik es pan de cada día en política internacional. Marruecos es el mayor enemigo potencial de España, reclama Ceuta, Melilla y Canarias (…) La “amistad” hispano marroquí es un entente cordiale que puede explotar en cualquier momento…”, en palabras de Álvaro Longoria.

La profesora Lourdes Hernández Martín había dado inicio al acto con una presentación sobre el propósito de estudio del documental como materia para los estudiantes.




El viaje en la distancia

Foto Biblioteca de Chej Malainin, Smara: Archivo/Mili en el Sahara

Por Bahia M.H Awah / Texto: Mohamidi Fakala, periodista y escritor saharaui que escribe desde los campos de refugiados saharauis en el sur de Argelia

Por muy larga que sea la distancia siempre ha tenido el valor de una impronta de estaciones dispares que han hecho del viaje una sola trascurrencia, y los pasos jamás se percibieron cansados en la inmensa senda que llevaba a buen arribo. Las llanuras por muy altas que sean terminaban en las crestadas de las dunas, con golpes de los vientos. Y los ríos, morían de sed sin que abandonaron los  cauces, mas también no cambiaban de nombre a fin de dejar las evidencias bien claras. En esa geografía de hechos y accidentes. Nunca faltaron aquellos cuerpos juncos de los hombres del desierto, afanados desde muy temprano en un vaivén por los caminos más lejanos a fin de no alterar los prodigios que la naturaleza les brindaba. En esa concordia con el tiempo, y por mucho que las piedras y las arenas se aunaban en contra, nunca fueron un obstáculo ante todo intento. Las proezas y las enseñanzas sin embargo eran el móvil de una razón, y un apretón de manos igualable a los ladridos de la vida misma. De esa simpleza, que no tenía nada de anacrónica, nació el esplendor del desierto en el corazón de muchos hombres y mujeres, que se agruparon consistentemente entorno a una fe inquebrantable, y una pacificidad aguerrida, que de la misma hicieron un módulo de identidad existencial a pesar de los desafíos.

Una consecuencia humana de pobladores que lograron con el tiempo adentrarse en los lugares menos sondeados del Imperio desierto. Es otra señalización de las rutas inexplorables, pero también como entendimiento de una pasión inevitable. En ese sentido, Los símbolos jeroglíficos, relanzaron las conquistas, abrieron por igual otros caminos. Para que más tarde, en los albores del siglo III a.c. apareciese el abecedario consonántico de los líbicos, que revolucionó en parte el entendimiento, a través de unas líneas que se leían de derecha a izquierda. De esta manera la escritura tifinag dejaba plasmadas las huellas en toda la región desértica. Los orígenes de esta civilización aún se constataban con sus sepulturas bajo un acopio de piedras. Sin embargo, desaparecieron con el tiempo sin juicio ni ruido, pero no antes de haber esculpido sobre relieve de piedras los nombres de los ríos, montes, páramos y pozo de las regiones de Tiris y de Zemur.

Motivados quizás por otros afanes, llegaron posteriormente los primeros ejércitos árabes con su lengua materna. De hecho, se consumaba la conquista del norte de África en el siglo VII por los hombres venidos de la península arábiga. En efecto, la escritura, el conocimiento y las letras se habían expandido por todas las direcciones, como los grandes ejércitos. Y a raíz de toda esa  evolución, se consagraba con el transcurso de los tiempos pactos en aras de conquistas territoriales. Y en 1885 se concretaba de hecho la colonización española a los territorios del Sahara Occidental.




El juego del viento


Texto de Mohamidi Fakal-la, escritor y periodista saharaui desde su exilio en los campos de refugiados saharauis en el sur de Argelia.



Por Bahia M.H Awah / Fuente: Y..¿Dónde queda Sahara?


En comparación con otros vientos, el siroco [1] (el proceso de lucha saharaui) cubre el rostro tanto de día como de noche en un acelerado encuentro con el litoral atlántico, en el que pierde la euforia devastadora que traía del desierto. Asegura la leyenda que no pasaría inadvertidamente sin que sus brazos de gravilla dejaran máculas sobre paredes, pedregales, hombres y matorrales. En su viaje frenético agrieta la costra y levanta el remolino a soplo de efecto sarguia [2] (reaccionario mundo árabe) que se granjea en el pulso de la pobre vegetación del desierto.

En efecto, es el fenómeno natural omnipresente en la vida de los hombres de las nubes y de los vientos. Es la sucesión del tiempo en su propio efecto. Los pobres habitáculos y jaimas del Sahara se levantan en contratiempo para poder seguir erguidas, con el temor a ser atragantadas por la fina arena en un proceso de recesión a causa del embate de los caprichos de los colores del viento. Sin desmesura, caravanas y ciudades del desierto fueron llevadas por el espejismo de la arena, la soledad y el silencio de este gran imperio (la dictadura de la monarquía marroquí) donde no cabe la duda, la traición ni la mentira.

El siroco renace de lo susceptible de los vientos, de los alisios, del color pardo gris del cielo, del mutismo de la tormenta; (las aspiraciones del pueblo) es pues el reflejo simultáneo de la tierra que va perdiendo distancia y altura en contraposición con el horizonte opaco e invisible, (la ONU). Por excelencia el siroco es la otra neblina con ráfagas de calor y de arena, es la válvula de escape del desierto que fluye envuelta de ensueños maravillosos a causa de las bajas presiones del mare nostrum, (Nuestra Revolución).

El siroco impone su propia potestad sobre el terreno en el momento en que entra en desavenencias con el ábrego [3], anuncio para los ganaderos del Sahara en su cielo prodigioso de esperanza, (África y los saharauis).

Con el deseo de mojar los tobillos de afán y resistencia, el siroco persiste como la fuerza indómita que repele todo aquello que huye de su encuentro, (Revolución saharaui).




La rosa que tú eres


Por Bahia M.H Awah / Texto: Mohamed Ali Ali Salem / Ilustración: Fadel Jalifa

Si le preguntas a un saharaui sobre su dolor interior causado por el largo exilio, el largo refugio, la diáspora, términos desconocidos en su lengua hasania o hassaniya, lo más probable y sin evadirse que te respondería con un verso en vez de palabras de desconsuelo. El 10 de octubre es el Día de la Mujer Saharaui, el brazo fuerte en la sociedad y lucha política del Sahara Occidental.                           

(Palabras para evaporar el desconsuelo)

Cuando dormir no puedas,
cierra los ojos
aunque tengas desgarradamente
desvelada el alma,
rehén del dolor,
un arañazo en el corazón.

Algo.
Algo que se te escapa,
que persigues en los pensamientos.

Algo.
Algo que no puedes retornar,
ni seguir,
ni esperar.

Y te sientes vacía,
ausente
y anidas en tu ausencia.




Seguramente la libertad...


Por Bahia M.H Awah / Texto: Mohamed Salem Abdelfatah, Ebnu / Ilustración: Fadili Yeslem / Fuente: Y..¿Dónde queda Sahara?

Poema contra el "Muro de la vergüenza marroquí" que divide el territorio del Sahara Occidental desde 1986. Similar al muro de Gaza y el de México.

Qué hay detrás de estas paredes que detienen mi silencio,
que apagan mi respiración.

Qué hay al otro lado de este muro que se abalanza aplastando mi estatura,
hundiendo mi espalda corva.

Qué hay después de estas alambradas que zanjan las miradas, que hieren los horizontes.

Qué hay allende los barrotes que atraviesan los brazos, que oxidan las articulaciones.

No lo sé…

Tal vez unos niños jugando a las canicas entre las jaimas, tal vez unos camellos rumiando un año de lluvia.

No lo sé…

Quizás las olas de espuma besando los pies de una duna, quizás una madre acunando por primera vez su alegría.

No lo sé…

Acaso la sombra de un oasis que adornan las manos de alheña, o la belleza en unos ojos que esperan la paz de la primavera.

No lo sé…

A lo mejor mi madre meciendo el océano en su odre de abundancia o moliendo los granos tostados en el horno de la espera.

No lo sé…




Poema de Zahra Hasnaui en homenaje al mar del Sahara Occidental

Costa de la ciudad saharaui de La Güera

Por Bahia M.H Awah / Foto: Blog de banderas / Fuente: Y...¿donde queda el Sáhara?

“Hay algunas literaturas que dicen, que los saharauis siempre al mar le hemos dado la espalda. Pero yo digo que se ha equivocado esa literatura. El mar está presente en el verso hasaní, como ateymum o lebhar y tiene muchas leyendas literarias y gente sabia que ha estado relacionada con sus tantas leyendas desde Azbet Lebhar, la sirena del mar al canto a los delfines. Estos años de exilio el mar saharaui ha vuelto de nuevo a protagonizar nuestro verso en español como lo hizo en hasanía”.
Bahia Awah

Colecciono tus sonidos,
en azul y verde,
tus matices
en otros mapas.
En el enigma del exilio
los escucho.
Sordos,
a veces vivaces,
cual concertino en allegro,
que propone diálogos contigo.
Le pido tiempo al tiempo,
mientras vuelan las cenizas
que nos dieron refugio.

Zahra Hasnaui




La Güera


Por Bahia M.H Awah / Fuente: Y...¿donde queda el Sáhara?

Texto de Mohamidi Mohamed Fakal-la, escritor y periodista saharaui desde los Campamentos de Refugiados Saharauis, Tinduf, Argelia. Foto extraida del articulo "El último testigo La Güera", escrito por Jesús Flores Thies. Imagen en la que pone de nota: "Caravana de camellos pasando frente al fuerte. Esta caravana iba protegida por una (mía) de la policía indígena al mando del teniente La Gándara". 

El crepúsculo vespertino desplazaba los últimos vestigios de bruma que enturbiaban la faena de las embarcaciones de los predicadores a primeras horas de la mañana. Varados, en espera, durante la noche, frente al viejo muelle construido sobre el dique de rocas de donde nace el nombre de La Güera. De este modo, todo el mundo esperaba los comienzos de la jornada diurna en la que se veían enfrascados los habitantes, netamente los hombres y mujeres de la mar.

El sol se asomaba, el cielo se levantaba y la tierra se dejaba descubrir en un encuentro eminentemente de tal manera que sus comienzos se veían claramente en la punta de Cabo Blanco. A la altura del acantilado fronterizo, se vislumbraba el mojón número uno, bendecido por una orden colonial y una Cruz que contemplaba el mar y los intermitentes destellos nocturnos del faro principal de las dos ciudades divididas, y unidas por las mismas aguas: La Güera y Nuadibou, respectivamente.

En ese punto de encuentro, uno se quedaba ilusionado y a la vez apasionado por el embrujo que poseían estas tierras que miraban hacia el sur, apaciguadas por tibias aguas saharianas. Por cierto, en esos momentos, los pescadores lanzaban sus cañas con acierto y prontitud a fin de volver con buen pescado, antes del cierre de la panadería de Joaquín Bravo y del economato de víveres que proveían mensualmente los buques: La Gomera, León y Castilla, con sus altas chimeneas y bramidos, todavía en alta mar, levantaban en un grito de júbilo a la población, después de tanta espera.




El tambor de Joseifa


Por Bahia M.H Awah / Fuente: Y...¿donde queda el Sáhara?
Texto del periodista y poeta Mohamidi Faka-la desde su exilio en los campamentos de refugiados saharauis.

Al parecer Joseifa se sentía bien llamada entre el querer de un sentir autóctono de mucho folklore en el que no faltarían los componentes necesarios que acompañaban su linda voz, como el retumbar de un tambor y las cuerdas de una guitarra española que vibraba al son del tímido coro de Maaria, la amiga inseparable de la popular cantante.

Dos mujeres que compartieron luz y sombra a lo largo de toda una vida para dar al verso la prolongación del encanto que alegraba merecidamente los corazones de los hombres y mujeres del Sahara. En contraposición de la amistad y el perfil de cada cual en su mundo artístico, Joseifa se había alzado a solas desde el primer momento en una identificable línea propia y sincera, colmada con coloridos ritmos africanos en una inflexión de encuentro de identidad cultural. En esa formidable dirección continuó invicta cosechando mayores éxitos que dedicaba exclusivamente a sus fieles admiradores.

Simplemente se trataba de una mujer comprometida con la sencillez del arte, tanto en sus habituales presentaciones en público o en bautizos y bodas, con esa particularidad tanto actuando de solista como actuando en grupos para relanzar su música creativa de valor social y artístico con el que satisfacer a sus fieles admiradores.

Joseifa apenas siendo una niña fue mimada por la música del entorno familiar, y más tarde por la fidelidad del sentir común de su ciudad. Una ciudad de muros de cal, de arena y de mucha luz, a la que se sumaba el agua potable de las tres históricas fuentes de la villa. De hecho Joseifa era discípula del arte de sus padres, pero también del orgullo de sus conciudadanos y de un mestizaje cultural de total entendimiento y de prolongada dimensión. En ese contexto, el baile de la “tuiza”, que tan bien protagonizaba Joseifa era un claro mensaje, con un afán de solidaridad y de convivencia de todos los habitantes de las tierras del Sahara.




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