Marruecos ingresó a la Unión Africana (UA), organismo que sucedió a la Organización para la Unidad Africana (OUA), de la que el reino feudal se excluyó en 1984 porque había aceptado como miembro a la República Árabe Saharaui Democrática (RASD).
Como recuerda el internacionalista español, Carlos Ruiz Miguel, -en su blog “Desde el Atlántico”- “Cuando en 2002 la OUA desaparece y se crea la UA, la RASD es uno de sus miembros fundadores, quedando Marruecos fuera de la nueva organización… guste o no, la entrada de Marruecos en la UA es un acto de reconocimiento de la República Saharaui. Conviene no olvidar que uno de los objetivos de la Unión Africana (art. 3 de su Acta constitutiva) es ´Defender la soberanía, la integridad territorial y la independencia de sus Estados miembros´. Por tanto, Marruecos se integra en una organización que busca defender la soberanía, la integridad territorial y la independencia de la República Saharaui”.
La UA había alcanzado un fuerte protagonismo en la comunidad internacional defendiendo el referendo de autodeterminación del pueblo saharaui en el Sáhara Occidental invadido por Marruecos. Por eso, cuando este país, pide su incorporación a la UA es porque fracasó su política exterior, como señala Ruiz Miguel.
Era claro que al abandonar la OUA y no incorporarse a la UA, Marruecos no solo se aisló de su continente, sino que dejó un espacio de defensa de sus tesis invasoras, aunque hablando sin ambages tenía a sus satélites como Senegal, Gabón y Costa del Marfil, que defendían sus intereses como si fueran súbditos alauitas.
Marruecos pretendía que al ingresar a la UA, esta expulsaría a la RASD, pero no puede ni aunque hipotéticamente tuviera los votos, porque su Constitución no lo contempla.
Muchos intelectuales defensores de la causa saharaui se entusiasman porque el ingreso de Marruecos a la UA significa que reconoce a la RASD y que respetaría “las fronteras heredadas de la independencia y el no uso de la fuerza para la adquisición de territorio”. En teoría sí, pero en la práctica no es así.
El canciller saharaui, Mohamed Uld Salek, señala que “la UA ha alcanzado un grado de madurez e independencia suficiente para contrarrestar los planes de Marruecos y los intentos de minar la Carta Constitutiva de la organización Panafricana”.
Conociendo las argucias de la diplomacia marroquí –corroboradas por los importantísimos documentos de la cancillería marroquí que revelara el hacker Chris Coleman, documentos que jamás fueron desmentidos- esta intentará hacer “implosionar” a la UA, es decir, dinamitarla por dentro.
El reino feudal marroquí utiliza la “diplomacia del fosfato” y la “diplomacia del sobre” para corromper gobiernos y conciencias. Es así como tiene bajo su égida a varios países –no solo africanos- y comprados a cancilleres, intelectuales, políticos y periodistas. Sabe que el voto cuesta y no es barato; y a las “personalidades” las corrompen con “un plato de lentejas”: agasajos, viajes y “poderoso caballero es Don Dinero”.
Por eso, no es motivo para alegrarse el ingreso de Marruecos a la UA.
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