Marroquíes en una protesta contra los abusos policiales en Alhucemas. (Reuters)
La alianza entre islamistas, izquierdistas y jóvenes sin partido para respaldar a las reivindicaciones de la provincia díscola recuerda al arranque de la fracasada “primavera árabe” en ese país en 2011.
Fuente: elconfidencial.com
El islam político se echa a la calle en Marruecos en apoyo de la revuelta del Rif y para exigir la liberación de sus líderes encarcelados desde finales de mayo. A su lado también se manifestarán pequeños partidos de izquierdas y algunas asociaciones juveniles. El centro de Rabat adquirirá el domingo, si el Ministerio del Interior no lo prohíbe, aires parecidos a los de hace seis años cuando irrumpió la “primavera árabe”. En Marruecos no prosperó porque, entre otras razones, las autoridades hicieron concesiones formales para acallar las protestas y el movimiento islamista con más capacidad de movilización, Justicia y Espiritualidad (JyE), no echó el resto.
Criticado ahora desde la izquierda y desde el Rif por su pasividad ante la rebelión rifeña y la represión que padece, JyE anunció este jueves que convocaba el domingo una manifestación nacional en Rabat en solidaridad con las demandas de los rifeños. Pequeños partidos como Vía Democrática y la Federación de la Izquierda Democrática, ambos más a la izquierda que los socialistas, se apuntaron de inmediato a la cita.
JyE es un movimiento ilegal, porque rehúsa reconocer al rey como jefe espiritual de los creyentes, pero goza a veces de cierta tolerancia. Es pacífico, centra buena parte de su actividad en la educación, y algunos académicos del islam político consideran que cuenta con más afiliados y simpatizantes que cualquier otro partido en Marruecos.
De su grado de implicación junto a los rifeños depende, en buena medida, la evolución del conflicto rifeño que empezó hace siete meses en Alhucemas cuando Mohsen Fikri, un vendedor ambulante de pescado falleció triturado por un camión de la basura en el que se había vertido la mercancía que se le incautó.
Las endémicas protestas rifeñas, de carácter social, no solo han tenido eco en las filas de un movimiento como JyE, que no es legal, sino también entre los diputados de varias formaciones políticas empezando por el Partido de la Justicia y Desarrollo (islamista moderado) que, en teoría, dirige el Gobierno de Marruecos.
Los Ministros de Interior, Abdelouafi Laftit, y de Justicia, Mohamed Auchar, comparecieron el martes en la Cámara de Representantes (Parlamento) para justificar su actuación en el Rif. Las fuerzas de seguridad solo intervinieron, según ellos, cuando las 843 manifestaciones señaladas, “legítimas” en origen, “dejaron de ser pacíficas” y se produjeron “desbordamientos”. El balance de estos excesos: 245 policías resultaron heridos, 42 furgones policiales fueron dañados y también se incendió una residencia donde se hospedaban policías.
“Aquello ha sido pacífico”, replicó, no obstante, Bouthaina Karoui, una diputada islamista. “Hay que retirar las acusaciones y acabar con las detenciones”, añadió. Otro islamista, Driss el Azami, lamentó el recurso a los “baltajias”, una palabra con la que en Marruecos se menciona a los jóvenes que tratan de abortar violentamente las protestas contra las autoridades. El presidente del grupo parlamentario del Istiqlal, el partido que condujo a Marruecos a la independencia, denunció que se reproche al movimiento rifeño estar a sueldo de potencias extranjeras.
Esa recriminación no salió el jueves de la boca de los ministros, pero sí la formula la prensa afín a los servicios de seguridad. El periódico en árabe “Assabah” abrió, por ejemplo, el lunes su edición asegurando que “los detenidos de Alhucemas han recibido fondos del Polisario”. Es “una revelación (…) tan imprecisa como dudosa por parte de un rotativo acostumbrado a manipular”, respondió el diario online “Le Desk”.
Mujeres durante una protesta contra los abusos policiales en Alhucemas. (Reuters)
Hace días también circularon por las redes sociales varias fotos privadas de Nasser Zefzafi, el líder encarcelado de la rebelión rifeña, extraídas del pendrive que fue incautado cuando la policía registró su domicilio en Alhucemas. Su divulgación forma parte de la guerra sucia emprendida para dañar su imagen. “Es un patético intento de manipular a la opinión pública”, denunciaba su abogado Abdessadek El Bouchattaoui.
Zefzafi, de 39 años, fue apresado en la madrugada del 29 de mayo y desde entonces otros 82 cabecillas han sido también detenidos y serán o han sido ya inculpados por la fiscalía. Algunos solo están acusados de desórdenes públicos mientras otros, como el propio líder y su 'número dos', Nabil Ahamjik, de “separatismo” y de incitación al odio contra los símbolos del Estado y atentar contra su seguridad. Nunca Zefzafi ha reivindicado la independencia, ni siquiera la autonomía del Rif, pero es verdad que en sus mítines ondeaba la bandera de la efímera República del Rif (1921-1926).
El 'número dos' del movimiento rifeño, Nabil Ahamjik, detenido el lunes pasado
No solo islamistas y diputados piden la puesta en libertad de los presos sino también la sociedad civil. La Asociación Marroquí de Derechos Humanos también reivindica la liberación de los presos y a ello se suma, por ejemplo, el editorial del semanario francófono 'Tel Quel' de Casablanca: “Antes de demostrar que Zefzafi es “malo”, el Estado debe liberarle a él y a los que fueron detenidos con él. Creer que es posible ocultarse detrás de un discurso exclusivamente legalista o policial es poner en peligro a Marruecos”.
Aministía Internacional no solo denuncia la “oleada masiva de detenciones” sino que, citando a los letrados, sostiene que cuando comparecieron ante los magistrados del tribunal de Alhucemas los detenidos “tenían heridas aparentes y aseguraban haber sido golpeados” cuando fueron apresados. Zefzafi se lo dijo al fiscal que le interrogó en Casablanca y anunció su intención de querellarse con los policías que le maltrataron, según su abogado.
Nasser Zefzafi, el líder rifeño encarcelado desde el lunes, y Nawal Benaissa
El relevo de Zefzafi fue asumido, tras su detención, por dos mujeres, Nawal Benaissa, una madre de familia numerosa, y Sylya Ziani, una cantante. La primera fue convocada la semana pasada por la policía que le hizo algunas preguntas en la comisaría de Alhucemas, pero la dejó en libertad. La segunda fue detenida el lunes por la tarde cuando salía de la ciudad en un taxi colectivo. Fue transferida a la sede central de la policía judicial en Casablanca. Es la primera mujer apresada hasta la fecha.
La activista rifeña Silvya Ziani, detenida el martes a la salida de Alhucemas
Pese a estar en parte descabezadas, las protestas continúan a diario de noche, tras la ruptura del ayuno del Ramadán, en toda la provincia de Alhucemas e incluso más allá de sus límites. En la capital provincial han perdido algo de fuelle desde el 29 de mayo y son cada vez más difíciles de celebrar. Los antidisturbios han tomado permanentemente la plaza de Mohamed VI, la principal de la ciudad, obligando a los manifestantes a retirarse a la plazoleta de Sidi Abded.
Silvya Ziani cantando ante una manifestación en Alhucemas el pasado diciembre
El Ministro del Interior no precisó en su intervención parlamentaria cuantos efectivos había enviado a Alhucemas, pero los activistas calculan que entre los diversos cuerpos policiales suman unos 25.000 agentes, es decir uno por cada doce adultos afincados en esta pequeña pero turbulenta provincia marroquí.
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