Fuente: Por un Sahara Libre
Abdel Jalil Laaroussi, preso político saharaui del grupo de Gdeim Izik, terminó ayer una huelga de hambre de diez días en la prisión de Okasha, Casablanca.
La demanda de Laaroussi es el traslado a otra prisión.
Abdel Jalil Laaroussi es el único miembro del grupo de Gdeim Izik en la prisión de Casablanca y está en aislamiento absoluto desde el 16 de septiembre.
A pesar de tener problemas de salud graves, resultado de las torturas extremas a las que fue sometido, sigue siendo víctima de negligencia médica, sufriendo de perdidas de sangre diarias desde hace años y tensión arterial extremadamente elevada.
El próximo 15 de enero tendrá exámenes de la Universidad, pero todos sus libros han sido confiscados para impedir que pueda estudiar.
La dirección de la prisión no le entrega ni la comida, ni bienes de higiene esenciales que la familia lleva.
Los contactos con el exterior están limitados a dos llamadas de tres minutos por semana y una visita semanal, pero en las últimas semanas los guardias alegan que el teléfono está averiado y el tiempo de visita de la familia se reduce a 15 minutos.
Laaroussi fue condenado a prisión perpetua y se encuentra a cientos de kilómetros de su tierra natal, el Sahara Occidental, y de su familia.
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