1ª PARTE: LA REPRESIÓN POLÍTICA MARROQUÍ A LOS PERIODISTAS SAHARAUIS
Tiene 35 años. Es reportero de la televisión saharaui, RASD TV, y lleva desde el 2 de julio de 2014 privado de libertad por su actividad profesional. Se llama Mahmoud El-Haissan y está condenado por un tribunal marroquí a un año y medio de prisión por hacer un reportaje sobre una manifestación en el Sahara Occidental.
Corrían días de fútbol y el mundo tenía los ojos puestos en Brasil. Las miradas del Sahara Occidental se enfocaban a la única selección árabe de la Copa del Mundo, la de Argelia, que el 30 de junio cayó eliminada en los octavos de final tras rubricar una gran participación. Los saharauis lo celebraron como un gran éxito deportivo, con una manifestación de júbilo en la calle Tan Tan de la ciudad ocupada de El Aaiún, portando banderas argelinas y de la República Árabe Saharaui Democrática.
Hasta aquí todo puede parecer relativamente normal. Mahmoud El-Haissan grababa su crónica para el informativo de la cadena televisiva, que emite desde los campamentos de refugiados saharauis de Tindouf en el desierto argelino. Para los participantes, la manifestación se convirtió enseguida en la ocasión de lanzar consignas políticas a favor de la independencia del Sáhara Occidental, antes de ser dispersada violentamente por la policía. El reportaje de Mahmoud El-Haissan daba cuenta de la excesiva violencia empleada por los efectivos policiales marroquíes contra los saharauis y fue emitido el día 1 de julio por RASD TV.
Detenido y encarcelado en Ramadán
Las consecuencias no se hicieron esperar. Salka El-Haissan, hermana del reportero, explica que Mahmoud fue detenido el día 2 de julio a las puertas de su casa, en la calle Menzuar, en El Aaiún, capital del Sahara Occidental. «Un gran despliegue de efectivos policiales, de uniforme y de paisano, le esperaba. Fue rodeado y lo metieron en un coche en dirección a la comisaría de El Aaiún». Tras su detención, durante 3 días no hubo información sobre su paradero, hasta que se anunció su traslado a la cárcel Negra en El Aaiún.
Oficialmente se le acusó de "pertenencia a banda armada", "obstrucción de vía pública", "asalto a funcionarios públicos en el desempeño de sus funciones" y "causar daños a la propiedad pública". El 4 de julio ingresó en la Cárcel Negra. Al día siguiente, los abogados de la defensa relataron, después de mantener un encuentro con El-Haissan en la prisión, que habían apreciado signos de tortura bien visibles en el cuerpo del detenido y que éste les dijo que también había sido intimidado y amenazado por el Procurador del Rey, quien dio la orden de trasferencia a la cárcel.
«Mi hermano decía que hacía mucho frío, que sentía dolores por los golpes recibidos y que sufría… Fue detenido al principio de Ramadán y lo hizo con mucho sufrimiento», asegura Salka El-Haissan.
Reporteros Sin Fronteras lanzó entonces un llamamiento a las autoridades marroquíes recordando que «la detención de un periodista a causa de sus actividades profesionales es una violación de los compromisos internacionales de Marruecos de respetar la libertad de información. Además, las autoridades marroquíes también deben investigar las denuncias interpuestas por el abogado de Mahmoud El Haissan de malos tratos durante su detención». Y es precisamente RSF quien, en su Informe Anual 2014 recientemente presentado, por primera vez abre un capítulo específico para el Sahara Occidental, estableciendo claramente la frontera con Marruecos, denunciando que en el reino alauita «el hostigamiento judicial contra periodistas y medios de comunicación continúa reflejando las graves violaciones de la libertad de información y que las promesas de reformas en este sentido, anunciadas en 2011, siguen sin llegar. Todo ello pone de manifiesto, según indica RSF, la necesidad de despenalizar los delitos de prensa tanto en el Código de la Prensa como en el Código Penal, así como de suprimir las líneas rojas que son la monarquía, el Islam y la “marroquinidad” del Sáhara, que suponen un menoscabo para la libertad de expresión y de información en el país».
En dicho Informe, RSF denuncia que «en los territorios ocupados del Sáhara Occidental continuó el acoso contra las voces que expresan opiniones contrarias a la ocupación marroquí de la antigua colonia española» y que «la política marroquí de oscurantismo y censura es especialmente grave respecto al Sahara Occidental, donde se impide la entrada a periodistas, observadores internacionales o miembros de organizaciones de defensa de los Derechos Humanos», que viajan para documentar la situación in situ.
La detención de Mahmoud El-Haissan y su encarcelamiento es otra muestra más de la utilización por parte del régimen marroquí del sistema judicial como herramienta de represión política contra la población saharaui. Marruecos, amparado en su totalitaria postura de salvaguardar la «unidad territorial» del país
(al que anexó mediante una ocupación militar la mayor parte del territorio del Sahara Occidental), contiene, detiene, castiga y persigue cualquier tipo de acción política o social dirigida a la reclamación del pueblo saharaui de su legítimo Derecho a la Autodeterminación, así como las demostraciones en las que reivindican sus derechos civiles básicos y su libertad política, propios de cualquier sistema democrático. Efectivos de la policía, de la DST (Dirección de Vigilancia del territorio o policía política e inteligencia), del ejército y paramilitares emplean la violencia sobre los saharauis bajo el paraguas de que son «intervenciones necesarias para procurar la seguridad ciudadana y protegerla del vandalismo y la violencia de los independentistas», siendo esta represión especialmente «ejemplarizante» en los casos de periodistas, blogueros y los sitios web de difusión de la causa saharaui.
Los propios compañeros de El-Haissan denuncian que, «desde que hace 4 años se produjeron los hechos del Campamento de la Dignidad Gdeim Izik, el acoso a los periodistas es férreo y contundente, con varios compañeros encarcelados y una treintena de periodistas de Equipo Mediático, RASD TV, Radio Maizirat y Centro Saharaui de Media y Comunicación que han denunciado haber sido golpeados y heridos seriamente; así como otros 13 que fueron privados de sus herramientas de trabajo, cámara de fotos y vídeo, grabadoras y coches, que han sido confiscados o dañados por las fuerzas de seguridad marroquíes, sin que haya habido compensación alguna».
Según la defensora de Derechos Humanos saharaui Aminetou Haidar, «El-Haissan es corresponsal de la televisión saharaui y cubre de forma pública el panorama de represión que se vive en las calles de las ciudades saharauis ocupadas. Él es víctima de la política que aplica Marruecos de que hay que impedir por todos los medios una buena cobertura mediática y, por lo tanto, hay que hacer callar esas voces y hay que
tapar la realidad».
La presidenta del Colectivo de Defensores Saharauis de los Derechos Humanos (CODESA) asegura que «el juicio a El-Haissan es ilegal, porque no tiene una base jurídica que lo sustente, sino que es el modo empleado por las autoridades marroquíes como venganza hacia la acción de los activistas en nuestra reivindicación de independencia».
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| Las hermanas y una tía de Mahmoud El-Haissan, en la casa familiar |
No es un trabajo fácil este de informar. Y menos en sus condiciones, a escondidas y jugándose terminar con sus huesos en una prisión marroquí. Es cierto que no son «periodistas» de carrera universitaria, cuestión siempre remarcada por Marruecos, que les acusa de ser activistas de la causa que difunden informaciones falsas con el objetivo de dañar la imagen del país, de sus fuerzas del orden y de su Monarquía. Portar una bandera saharaui es delito y supone convertirse en «separatista», en «miembro de una banda armada» y, por lo tanto, en elemento peligroso al que hay que apartar inmediatamente de la sociedad. Si, además, difunde en redes sociales o en webs informaciones sobre acontecimientos ocurridos en el Sahara Occidental, normalmente de índole violenta, el seguimiento y acoso al que es sometido resulta invivible.
«A Mahmoud le han maltratado en el juzgado, en la calle, en coches policiales, incluso estando con su familia», denuncia su hermana Salka El-Haissan, que pide «acción y ayuda de la comunidad internacional para liberar a un periodista que está encarcelado por hacer su trabajo».
Fuente: Elisa Pavón / Activistas de Resistencia Saharaui en TT.OO.
Fotos: Muhammad Ali
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