Dos de noviembre del año 1975, Juan Carlos de Borbón era en ese momento príncipe y Jefe de Estado en funciones debido a la enfermedad de Franco. El futuro rey de España asegura ante las tropas españolas destacadas en el Sáhara Occidental (provincia española en ese momento) que «España mantendrá sus compromisos» (un referéndum donde la población saharaui pudiera elegir entre un Sáhara independiente o ser parte de Marruecos). Poco tiempo antes el Tribunal de Justicia de La Haya le había aclarado a Hassan II que el Sáhara no era de Marruecos. Gran deslealtad mostró el actual rey emérito ya que bastó que su «hermano mayor» Hassan II (según lo calificó el mismo en el funeral del rey de Marruecos) organizara aquel indecente tinglado de la 'marcha verde' (manifestación de 350.000 marroquíes desarmados que el 6 de noviembre invade el Sáhara Occidental) para que el gobierno español dejara tirado al pueblo saharaui y se firmaran los Acuerdos Tripartitos de Madrid, por los cuales se cedía el Sáhara Occidental a Marruecos y Mauritania y que incluían unos anexos secretos económicos para la explotación de los yacimientos de fosfatos, suculento negocio para una monarquía corrupta como la de Hassan II.
El indecente Acuerdo de Madrid de 14 de noviembre de 1975 es una aberración jurídica y ha sido cuestionado por el Secretario General adjunto de Asuntos Jurídicos Hans Corell en su dictamen de 29 de enero de 2002; por tanto, el Sáhara Occidental a efectos jurídicos sigue siendo un territorio no autónomo administrado por España, que con su cobarde renuncia en 1975 provocó el enquistado conflicto entre Marruecos y la República Árabe Saharaui Democrática por el control de la totalidad del territorio.
En estos 40 años el monarca alauita reprimió a su propio pueblo y al saharaui, y cuando murió, el entonces rey se ofrece al flamante Mohamed VI como «su hermano mayor». A mí las parentelas de la familia real me resultan indiferentes, pero la soberanía de los pueblos, el Derecho internacional y los derechos humanos son asuntos de suma importancia. Me importa, y mucho, ese pueblo dividido por un muro (construido con la ayuda técnica de Israel y financiera de Arabia Saudí, de 2.700 kilómetros y con minas antipersona), sobreviviendo en campos de población gracias a la ayuda internacional y al otro lado, en los territorios ocupados por Marruecos, soportando torturas, desapariciones y otras calamidades.
Felipe VI es Jefe de Estado de España, una democracia que no puede seguir mirando a otro lado ante la traición de su padre a los saharauis en 1975. Los gobiernos de la UCD, PSOE y PP ampararon esa felonía, y tras 40 años ya es hora de exigir a Marruecos que se retire del Sáhara Occidental y que respete la soberanía de su pueblo, en el marco del Derecho internacional.
Por Pedro Moreno Brenes
Fuente: diariosur.es
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