El 11 de agosto de 2016 un elemento militar marroquí (las fuentes varían, aparentemente sería un equipo de combate mecanizado) violando los acuerdos existentes y lo establecido por el Plan de Arreglo de 1991, cruzaron hacia la zona bajo control de la RASD. Dicha zona conocida como “Kandahar” por ser un área escasamente controlada por las partes en conflicto y donde es frecuente la actividad de contrabandistas y traficantes de droga, como también ser un espacio donde células terroristas han intentado infiltrarse. Dada su ubicación tiene una especial importancia. Por un lado es el puesto de control marroquí más meridional y por otro, es la “puerta” de acceso a la localidad de La Güera, la más austral del territorio saharaui y que por cierto está fuera de las restricciones militares impuestas por el Plan de Arreglo, pero de alto valor estratégico.
En su momento, el prestigioso y reconocido académico Carlos Ruiz Miguel, en su blog Desde el Atlántico, sobre la base de fuentes confiables, trascendió la noticia de que fuerzas saharauis en 2015, izaron la bandera de la RASD en La Güera, una localidad hoy sepultada en la arena y abandonada hace décadas, hecho que fue desmentido por el gobierno de la RASD, pero la visita de una delegación de alto nivel marroquí a la capital mauritana, sin ninguna duda ha sido un hecho llamativo. Especialmente al estar incluido en la delegación, dos personajes clave: el jefe del servicio de inteligencia exterior (Yassin Mansuri) y el comandante de las fuerzas de ocupación marroquí en el Sahara (general Bushaib Arrub). Es altamente probable que el motivo fuese la preocupación por la seguridad de los territorios ocupados y presionar a Mauritania, para evitar cualquier entendimiento con la RASD que cambiara la situación de La Güera y revisara su postura de “neutralidad positiva”.
El control de La Güera, fue un objetivo de guerra marroquí, dado que la ubicación le permitía extender el control sobre espacios marítimos y estar frente al principal puerto mauritano, vía de salida del principal producto de exportación, el hierro. Llegado el caso, el control de La Güera habilitaba a estrangular el principal centro económico de Mauritania. Por ende tiene valor estratégico.
La presión ejercida por las guerrillas del ejército saharaui, llevó a las fuerzas marroquíes a buscar áreas defendibles, lo que obligó a los marroquíes a evacuar la población, según diversas fuentes, de manera definitiva en 1989. A fin de evitar que las fuerzas de Rabat regresaran y sobre la base de un entendimiento entre la RASD y Mauritania, este último país mantiene una discreta presencia militar.
Vale la pena recordar que las relaciones mauritano marroquíes siempre han sido complicadas, dado que en los 60, Rabat se opuso a la independencia de Mauritania, al considerar al nuevo estado como parte del “Gran Marruecos”. Argumento que fue refutado no solo por el flamante estado, sino por la potencia colonizadora, Francia. Esta situación estuvo latente en sectores nacionalistas mauritanos, durante la guerra del Sahara, que veían con recelo la creciente influencia económica, política y militar marroquí, Esta tensión hizo crisis y el fracaso militar, motivó el golpe de estado que sacó a Nuakchot de la guerra y abrió un abismo con Marruecos, que no dudó en violar los acuerdos de delimitación de fronteras de 1976 (en el cual reconocía la soberanía mauritana sobre el sur del Sahara Occidental), ocupando las zonas controladas por Mauritania. El tiempo ha pasado y la desconfianza continúa.
La estrategia de Rabat ha sido desde el plan de arreglo de 1991, aislar la RASD, que ha tenido sus éxitos gracias al apoyo francés en el Consejo de Seguridad en postergar el referéndum de autodeterminación, además de limitar las facultades de la MINURSO, especialmente en materia de derechos humanos. Este accionar se ha extendido en el marco africano, especialmente con las ex colonias francesas, sin gran éxito. Los sucesos de 2016 especialmente en el frente jurídico – diplomático, con los fallos en tribunales europeos, adversos a los intereses marroquies en materia de comercialización de productos provenientes del Sahara ocupado, el descrédito ante la expulsión del componente civil de la MINURSO y la presión por parte del Secretario General de la ONU de promover negociaciones constructivas., sin ninguna duda llevaron a Rabat a buscar una salida a una situación que desacredita al régimen en el frente interno.
La crisis de la sucesión en Argelia, la muerte del presidente saharaui Abdelaziz y la llegada de Brahim Ghali, considerado como un “halcón”, la debilidad interna de Mauritania, llevó a Rabat a realizar una audaz jugada con la idea de desencadenar un conflicto armado, con la finalidad de explotarlo a su favor. Así nació la crisis de Guerguerat. Un primer escenario podría haber sido el siguiente: buscando una reacción armada de la RASD busca acusarla de “agresión” con la pretensión de ocupar las zonas liberadas y de esa manera privarle del principal sustento jurídico de la estatalidad saharaui, el control de un territorio con población permanente. Otra posibilidad era ocupar espacios y ejercer una presión directa a un actor que se encuentra en inferioridad frente a Rabat: Mauritania, con el claro objeto de forzarla a apoyar, aunque sea veladamente la política marroquí en la zona. Esto también se relaciona con la idea de aislar al principal adversario geopolítico, Argelia e incrementar la importancia marroquí en la zona del Sahara – Sahel, como lo ha hecho con el apoyo a la Operación Serval (la intervención francesa en Malí).
La jugada, fue a través de la presencia de un equipo de combate mecanizado, que sirvió de cobertura para tareas de asfaltado de una ruta con dirección a La Güera en la zona de Guerguerat. Estas actividades en la zona controlada por la RASD, tendría que ver con crear facilidades para el despliegue de fuerzas mecanizadas y preparar una acción ofensiva. La esperada respuesta armada saharaui, no llegó nunca. Sino más bien de manera tardía la RASD en Naciones Unidas elevó una protesta formal. La MINURSO, sobrevoló la zona, donde había presencia de gendarmes y zapadores del Ejército Real marroquí, habiéndose retirado el grueso de las fuerzas de combate (no obstante existir filmaciones y testigos presentes durante el despliegue militar marroquí en la zona). Ante el lamentable comportamiento del vocero de Naciones Unidas, Farhan Faq, que minimizó los hechos, fueron desmentidos horas mas tarde, desde la Secretaría General, donde reconocía la tensión reinante en la zona y la comisión de una seria infracción a los acuerdos militares del Plan de Arreglo de 1991.
La tensión se hizo sentir cuando un elemento de combate del Ejército saharaui, apoyado por fuerzas especiales de la Gendarmería llego a la zona, ubicándose nada más que a 200 metros del lugar donde estaban construyendo la ruta asfaltada hacia La Güera, lo que motivó que el personal de ingenieros del Ejército marroquí (fuentes hablan que eran empleados civiles) se retiraron. Esta tensa situación que durante horas muchos consideraban que la guerra era una realidad, terminó con la llegada de personal de MINURSO.
La crisis puso en evidencia una serie de fisuras, en lo que concierne a la MINURSO que dado los recursos siempre escasos, impide contar con personal suficiente para vigilar de manera efectiva la extensión de la zona de amortiguación (buffer strip). En su momento el Secretario General de la UN, Ban Ki moon, solicitó al Consejo de Seguridad mayores recursos, no solo para incrementar el número de efectivos militares de la misión, sino mantener la presencia en zonas donde existe un riesgo de infiltración terrorista. Sin ninguna duda si hubiera un puesto de vigilancia permanente, este incidente podría haberse evitado. En lo que respecta a la RASD, Marruecos sorprendió al gobierno saharaui, esto es una falencia, que se debe seguramente a limitaciones en materia de inteligencia estratégica. Finalmente la respuesta llegó con el despliegue de medios militares haciendo acto de soberania.
Marruecos busca un conflicto armado, pero sobre la base de estratagemas para que la culpa caiga sobre los saharauis y emplearlo políticamente a su favor. Un ejemplo histórico, fue el incidente de Mainila, en 1939, cuando los soviéticos en el marco de una serie de maniobras militares en el Istmo de Carelia, abrieron fuego de artillería que terminó con la vida de guardias fronterizos propios. La proximidad de fuerzas militares finlandesas, llevó a Moscú a inculparlas de los hechos (mucho tiempo después se supo que dichas fuerzas no contaban con artillería). Sea como fuere el incidente sirvió para desencadenar la invasión soviética a Finlandia en lo que después sería la Guerra de Invierno.
Los saharauis deben moverse con cautela y ejecutar acciones concretas para incrementar la presencia propia en las zonas liberadas, no necesariamente con fuerzas militares, sino con funcionarios civiles y adoptar una decisión concreta sobre La Güera, buscando transformarla en algo viable económicamente y reflexionar sobre su política exterior, con la idea de contrarrestar los bluff marroquíes y evitar que Rabat ponga en marcha un incidente tipo Mainila, circunstancia que puede ser una verdadera catástrofe geopolítica.
Por Jorge Alejandro Suárez Saponaro, Abogado, Magíster en Defensa Nacional, Prof. invitado Cátedra Libre sobre el Sahara Occidental (IRI-Universidad Nacional de la Plata, Argentina).
Imprimir artículo
Si te ha gustado este artículo puedes compartirlo desde tu blog, página Web o foro.
Suscribete a los comentarios de este artículo
0 comentarios :
¿Que opinas de este articulo? Tus comentarios siempre serán bien recibidos, ¡¡ Gracias !!