En 1975, hace cuarenta años, en el entonces Sahara Español, sus habitantes vivían tiempos de zozobra, de dudas. Por un lado un Régimen español, prometía una independencia en una fecha indefinida. La lucha armada liderada por el Frente Polisario es una realidad manifiesta, pero todavía cuenta con escasos medios, lo que no impide que un número creciente de saharauis engrosen sus filas. Las autoridades coloniales, buscan algún mecanismo para perpetuar su presencia y así nace el Partido de la Unidad Nacional Saharaui el PUNS, en un intento de promover la idea de “independencia controlada”. Cientos de personas en febrero de 1975, concurrieron a la formación de dicho partido, para después ser traicionados por sus dirigentes, que gracias al soborno, no dudaron en rendir pleitesía al rey Hassan II.
En estos días turbulentos, confusos, donde la amenaza de guerra era una realidad cierta, sin ninguna duda los saharauis enfrentaban horas de angustia. Si algo tenían en claro, era que no querían quedar en manos de Hassan II, rey de Marruecos, que en aquellos años de “plomo”, que veía en el Sahara una salida a una monarquía al borde del abismo. El astuto monarca precisaba un conflicto externo, sabía que el próximo intento golpe de Estado no fallaría. La presión fronteriza, el clima de exacerbación nacionalista, las divisiones en el seno del gobierno español en torno a la Cuestión Sahara. Al drama se agregaba el reclamo también infundado del presidente de Mauritania, Mojtar Uld Daddah, sobre las tierras saharauis. Aventura que terminaría con su presidencia, la postración del país a intereses coloniales franceses y la ruina de su pueblo.
Los líderes de España, Marruecos, Argelia, Mauritania, las Naciones Unidas, y después Francia y Estados Unidos, debatían y tomaban decisiones sobre el destino sobre los saharauis. Su opinión no era tomada en cuenta. Es más, querían hacer creer al mundo que una Asamblea puesta a dedo, con presuntos representantes que respondían a los “negocios” de la potencia ocupante, era la legítima representante del pueblo saharaui. Los hechos dirían quienes los representaban. Aquellos líderes solo hablaban de seguridad, confrontación Este – Oeste, recursos naturales, geopolítica y largo etc. La mentira era otro factor, hábilmente por los gobiernos de Marruecos y Mauritania, que quedaron descubiertas por el histórico dictamen de la Corte Internacional de Justicia. Al ser descubierto, aquellos regímenes, más preocupados en su propia existencia, que en el bienestar de sus pueblos, se lanzaron a una aventura militar, que le costaría la vida a millares de jóvenes y engrosaría las cuentas bancarias de poderosas multinacionales del armamento.
España en estas horas dramáticas, tenía una posición contradictoria, por un lado el equipo del Ministerio de Asuntos Exteriores defendía con denuedo la idea de un Sahara independiente. Mientras que en el seno del “Régimen” se gestaba la traición a las promesas que había hecho el mismísimo “Caudillo” al pueblo saharaui. Por cierto, esos traidores, se habían olvidado por completo la carta remitida por el General Franco a la Asamblea General del Sahara prometiendo la autonomía y la posibilidad de acceder a la independencia. Ni hablar las promesas del Jefe de Estado en funciones, Juan Carlos, futuro Rey, que viajó a El Aaiún, para comprometerse a defender al pueblo saharaui, que hasta ese entonces eran considerados españoles. La extorsión del rey de Marruecos, las presiones de Estados Unidos y Francia temerosas del “cuco comunista” y otras cuestiones, sin ninguna duda vinculadas al Poderoso Caballero Don Dinero, terminarían que el gobierno español se olvidara de los compromisos asumidos y abandonara a todo un pueblo a su suerte de la noche a la mañana.
El año 1975 fue un año de zozobra, de temores, de rumores, de promesas y de una guerra que cada día se acercaba cada vez más. Mientras que los vecinos del pueblo saharaui, con ambiciones sobre su tierra, sobre la base de visiones pseudohistóricas, para encubrir los intereses inconfesables con pretensiones sobre los fosfatos, la pesca y la posibilidad de la existencia hidrocarburos que estaban sin ninguna duda detrás de este crimen, que fue la invasión del Sahara Occidental.
Aquel año, los saharauis tuvieron un triunfo moral, el dictamen de la Corte Internacional de Justicia: la tierra saharaui nunca perteneció a Marruecos, ni a Mauritania, le perteneció y le sigue perteneciendo al pueblo saharaui.
La historia es por todos conocida, la muerte de Franco, el apoyo de Estados Unidos y las monarquías conservadoras del Golfo (recordemos que hoy día de dichos países salieron dinero y facilidades para los chacales que asolan Libia, Siria e Irak), permitieron que Marruecos tuviera el dinero y los apoyos necesarios para la invasión del Sahara, encubierta como una marcha pacífica. Así comenzaría una verdadera pesadilla.
La llegada de los invasores, estuvo precedida por todo tipo de violencias contra la población civil. Esto llevó a que la mitad de la población saharaui (unos 40.000) emprendieran el camino al exilio, muchos de los cuales huyeron con lo puesto y también muchos cayeron bajo las bombas y ametrallamientos realizados desde el aire por las fuerzas aéreas de Marruecos. Crímenes de lesa humanidad y crímenes de guerra, silenciados por muchos años. Hoy tragedias como Tifariti, son conocidas por el mundo, así como el llamado “Muro de la Vergüenza”, muralla que divide a un pueblo en dos, protegida por millares de soldados marroquíes y que cuesta más de un millón de dólares diarios. Todo ello pagados con los fosfatos, la pesca y otros recursos sin tener en cuenta la voluntad del pueblo saharaui.
El descubrimiento de las fosas de Smara por parte de un grupo de investigadores españoles de la Universidad del País Vasco, es prueba evidente de la violencia ejercida por los ocupantes contra la población civil, así como la decisión valiente del Dr. Ruz de iniciar el proceso acusatorio contra ciudadanos marroquíes, responsables de tantas muertes y tanto sufrimiento en aquellos oscuros años.
Todos reclaman por el referéndum de autodeterminación del pueblo saharaui, que es poco probable que se realice bajo la presencia de 100.000 soldados marroquíes y más de 200.000 colonos marroquíes. Es imperiosa una administración internacional, única garantía para llevarlo a cabo. Sin ninguna duda, la decisión del Dr. Ruz, es una luz de esperanza para que el mundo conozca la verdad de un drama que tiene 40 años. Pero a su vez el mundo debe saber que los saharauis ya decidieron su propio destino en febrero de 1976, en un caserío llamado Bir Lehlú, donde los legítimos representantes del pueblo saharaui crearon la República Árabe Saharaui Democrática. El mundo debe saber que los saharauis son un Naciòn, que sufre la ocupación ilegal de gran parte de sus tierras hace décadas, que sus recursos son saqueados para beneficiar poderosas multinacionales y una elite corrupta. Quienes tomen la decisión de liberar las cadenas que pesan sobre los saharauis, sin ninguna duda pasaran a la Historia por la puerta grande y como dijo un periodista argelino en el documental “Los Hijos de las Nubes”, la democracia liberará fuerzas poderosas.
El mundo debe saber que existen millares de saharauis en campos de refugiados que hace 40 años siguen esperando volver a casa. Esperemos que se haga Justicia.
Por Jorge Alejandro Suárez Saponaro.
Abogado Magíster en Defensa Nacional, Profesor invitado en la Cátedra Libre de Estudios sobre el Sahara Occidental (IRI-UNLP, Republica Argentina).
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